Los días 11 al 13 del pasado mes de junio se celebró en Madrid TECMA, Feria Internacional del Urbanismo y del medio Ambiente, en su decimoséptima edición. Esta Feria gira en torno al equipamiento urbano, la urbanización vial, parques y jardines, tratamiento de aguas, de los residuos sólidos, de la recuperación de entornos naturales… entre otros aspectos.
La Asociación Técnica para la gestión de Residuos y Medio Ambiente, ATEGRUS, aprovechó el escenario de la Feria Internacional para hacer entrega de los llamados premios Escobas de Platino, Oro y Plata, en su decimocuarta edición, a las ciudades españolas e iberoamericanas más limpias, resultando ganadoras en las distintas categorías: Huelva, Pontevedra, Badajoz, Lérida, Gijón, Oviedo, Santander, La Coruña, Bilbao, Valladolid, Sevilla, Valencia, Vigo y Málaga, entre otros municipios españoles y en Iberoamérica, varias ciudades mejicanas, como Monterrey, Campeche, Toluca, Morelia, León, Nuevo Laredo…
Muchas de estas ciudades las desconozco, por tanto menos aún tengo criterio que ofrecerles acerca de lo acertado de los premios. Ahora bien; de las que si conozco, por la cercanía que nos toca, en nuestra propia región, la limpieza de sus calles, según y conforme se las mire. De ser adecuados y merecidos estos premios, ¡cómo habrán de estar las demás!
Que la Educación del individuo en el entorno social y de la convivencia, no pasa por sus mejores momentos… eso es algo, al menos para mi humilde opinión, más que palpable. No tienen más que darse unas vueltas por determinados espacios de nuestra propia ciudad y lo pueden comprobar in situ. No habré de expresarlo en fotografía por habérseme negado la propia cámara fotográfica a reflejar en su interior tamaño desaliñado de imagen. Papeles que el viento acumula estratégicamente, restos depositados por los animales que acompañan a sus maleducados dueños. Y no me digan aquello de que; “Yo… recojo con bolsita, todas las defecaciones de mi perrito”. ¿Y de los orines? O… ¿Es que acaso el color y olor que nos ofrecen y desprenden farolas, esquinas y otros, del mobiliario urbano va a ser de la contaminación? Manchas de chicles que impunemente lanzan sus masticadores usuarios, sin pararse a mirar lo divertido que sería encestarlos en algún que otro contenedor o, en su propio bolsillo.
No tengo nada en contra de los fumadores, lo he dicho más de una vez, pero: podríamos disfrutar alguna vez de una playa donde al ir a poner la toalla no hubiésemos de andar a patadas con las colillas y en las aceras y en los alrededores de Colegios, Centros de Salud, Hospitales o bares ¡Y de los envases de las litronas de cerveza! ¡Qué me dicen! En algunas ocasiones me pareciera que anduvieron compitiendo por ver quién lo dejaba en lugar más vistoso, para que los demás ciudadanos pudiésemos comprobar su gran hazaña; sí, trabajo orquestado, supongo, por aquello de conseguir que el Consistorio contrate a más barrenderos, más limpiadores del entorno, que hay mucho paro.
Y… digo yo. Si por una mala jugada del destino, en ese último trago en el cual han de elevar el envase, para apurar su contenido, les sobreviniera un “suave” golpecito, para ayudar a caer el deseado y fresco contenido, con la mala fortuna de que se llevase “palante” unos cuantos dientes…. ¿No estaríamos fomentando también el trabajo y la contrata por parte de las clínicas del ramo, de nuevos odontólogos?
¿Dónde están las ordenanzas municipales? El desempolvador que las desempolve, qué buen desempolvador será.