Pasada la Real Feria de Agosto, siempre comienzan las valoraciones; es más, desde el primer momento en el que se da el pistoletazo de salida, ya se empiezan a dar opiniones buenas y malas.
Lo cierto es que esta Feria ha sido extraña para mí, pero viviéndola desde varios prismas, especialmente desde el laboral, me quedo con un día, con una noche, la del Pregón.
Esencial en nuestra sociedad es que se rompan barreras en favor de la igualdad de las personas, porque nadie es superior a otro, todos debemos tener las mismas oportunidades, Ramón nos lo dejó claro: “Todos tenemos por dentro el mismo color de sangre y los mismos sentimientos”.
Además, en los conciertos se habilitó una zona para personas con silla de ruedas, otro logro. Pero… ¿es suficiente? No; todo es insuficiente, son pequeños pasos que se hacen en actos puntuales y el resto del año se suelen olvidar.