Hoy nos vamos a referir a un trastorno que aún hoy en día no se considera una enfermedad, pero que va en aumento en esta sociedad en la que el culto al cuerpo está muy de moda. Hay que tener muy claro que la vigorexia es la situación radicalmente opuesta a la anorexia, de esta manera las personas que sufren vigorexia tienen distorsionada su percepción corporal, pero en este caso se perciben como débiles, enclenques, pequeños, con poco tono muscular y realmente no es así.
La vigorexia no es un trastorno alimenticio, hay que entenderla como una obsesión patológica por el aspecto físico, que conlleva a una realización excesiva de ejercicio físico para intentar mejorar el aspecto del cuerpo. Sí es cierto que estos pacientes modifican su alimentación basándola en carbohidratos y proteínas y reduciendo el consumo de grasas y azúcares, pero esto más bien podría ser un síntoma que produce la vigorexia. Estas personas también tienden a utilizar anabolizantes y otras sustancias que le ayuden a aumentar su masa muscular, que por cierto, suele estar muy desarrollada.
Además se someten a duros planes de entrenamiento diarios, pero lo realmente característico de la vigorexia es que estas personas nunca llegan a obtener el aspecto físico deseado. Se puede llegar a sufrir una verdadera adicción al uso de la báscula y de la visión corporal frente al espejo, que puede llegar a convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo.
