Ellas quieren mucho a Antequera, cuántas lágrimas habrán guardado sus almohadas en la soledad de sus alcobas. Se van por la falta de vocaciones que les impide tener tantas casas de caridad abiertas. Pero continuarán haciendo lo mismo, amar a los que nadie ama, no tienen familia o no pueden ser atendidos por ésta.
Sé que desde los organismos oficiales se ha intentado buscar una solución, obviamente, económica, y no resuelve el grave problema que supone la escasez de hermanitas y falta de apoyos humanos para continuar la obra de Santa Juana Jugan. Y aunque la noticia se ha conocido con cierta pasividad, bien porque nos creamos de vuelta de todo, o porque los valores éticos se alejan cada día más de nuestra manera de vivir, no ha habido ninguna reacción de apoyo colectivo hacia esas mujeres que han sido un referente importantísimo en nuestra ciudad, en la calle, siempre pidiendo para los demás y aliviando a las familias humildes.