viernes 22 noviembre 2024
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Comunicación, expresividad, empatía

Estas tres palabras, son la base del pensamiento que hoy les quería trasmitir modestamente, en estas escuetas líneas.

Una gran persona, a la cual he tenido la suerte de conocer no ha mucho, me decía acerca del sufrimiento que le causó la muerte de un animal de compañía, el perrito había convivido con ella toda la vida, (unos quince años es lo normal que vivan estos animales). A los animales de compañía, a veces, sólo les hace falta hablar. Esto lo hemos oído en multitud de ocasiones.

El ser humano nos comunicamos a través de nuestras expresiones, pero hoy en nuestra moderna sociedad, nos estamos sirviendo básicamente de la palabra para exponer nuestros sentimientos. Y… para trasmitir o percibir emociones oralmente, habremos de hacerlo con suma atención. En toda interlocución en la que podamos estar participando, habremos de oír tratando de captar los sentimientos, suele ocurrir y más aún, en la modernas formas de comunicación escritas, que por desgracia sólo escuchamos-leemos para responder, sin poner atención al mensaje de cariño, amistad, buenos deseos, etcétera… que nos pudieran estar trasmitiendo. No sabemos corresponder a los mensajes de afectividad, vivimos en una sociedad tan competitiva que sólo captamos la rivalidad y el deseo de ser más…  Esto, nos impide percibir, las muy posibles buenas intenciones. No sabemos corresponder a los mensajes de amistad, las malas y perniciosas sensaciones, imperan en la recepción de los enumerados que percibimos de nuestro entorno, esta negatividad la devolvemos rápidamente con creces, olvidándonos que podemos pedir una aclaración o ampliación de lo percibido, tal vez no fue ese el sentimiento que debimos identificar adjunto al enunciado oral.

Los animales no hablan, pero sí trasmiten todo aquello que se les da. Si esto es cariño, pues nos lo devuelven con sus gestos y su comportamiento, acciones éstas que nos sorprenderán por lo novedosas que nos podrían parecer. La empatía es algo en desuso. ¡Que pena!

En los momentos en que nos comunicamos con nuestros semejantes, habríamos de hacer uso de la empatía. A través de una simple mirada, de nuestro comportamiento, de nuestras acciones para con los demás. Escuchando, atendiendo a los requerimientos de las personas, oyendo con paciencia sus desasosiegos y zozobras, las cuales hoy nos acucian. El cariño que pongamos en nuestra praxis y en nuestros actos, a buen seguro será lo que nos podrán devolver.

Pero todo esto requerirá para su puesta en práctica, un tiempo físico, unos minutos de nuestras valiosas veinticuatro horas diarias, que deberíamos emplear en atender a todas esas personas con las que convivimos y de las cuales esperamos, deseamos, nos encantaría, que luego nos lo devolviesen. Pero nadie recoge sin sembrar, nadie recibe nada sin antes haber efectuado un camino, sin haber dado cobijo y cariño como el que a veces le damos a un animal de compañía, ellos, estos animales, nos escuchan con infinita paciencia, no nos interrumpen, esperan con mesura y resignación a que les alimentemos, a que le ofrezcamos nuestra mejor cara, a que les lleguen nuestras caricias y afecciones. Cuando esto no es así, terminan igualmente siendo violentos. No lo permitamos, ni tan siquiera con nuestros semejantes.

Los seres humanos podemos comunicarnos incluso oralmente, no nos falta ni el habla. Hagamos un buen uso de todo lo que nos ha sido concedido. ¡FELIZ NAVIDAD!
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