La distrofia muscular es una enfermedad genética hereditaria que se caracteriza por producir una debilidad muscular muy característica. Se presenta tanto en niños como en adultos y puede afectar sólo a un grupo de músculos o bien a casi todos los músculos del cuerpo en general, por eso existen diferentes tipos de distrofia muscular en función del gen afectado.
Los síntomas que presenta esta enfermedad varían mucho según sean los músculos que resulten afectados, así por ejemplo puede cursar con dificultad para caminar, caídas frecuentes, pérdida de fuerza, arritmias, babeo, pérdida de masa muscular, párpado caído e incluso discapacidad intelectual. Estos síntomas se suelen presentar poco a poco y son fruto de la degeneración de las fibras musculares. En el diagnóstico juega un papel fundamental el examen físico para detectar qué músculo o grupos de músculos son los que están afectados. Para diagnosticar esta enfermedad y tipificar cuál tipo de distrofia en concreto es la que presenta cada enfermo, pueden ser necesarias otras pruebas diagnósticas como análisis de sangre y orina, biopsia muscular, pruebas genéticas y pruebas más específicas como por ejemplo, electromiografía y electrocardiografía según sea cada caso.
En la actualidad el tratamiento que se utiliza va encaminado a tratar los síntomas ya que por desgracia, todavía no se ha descubierto un tratamiento curativo para esta enfermedad. Una vez más la fisioterapia juega un papel fundamental en estos pacientes. El pronóstico variará mucho en función del tipo de distrofia que se padezca: hay casos que cursan con poca discapacidad y pueden llevar una vida casi normal, por el contrario hay tipos de distrofia que pueden llegar a ser mortales. Hoy para finalizar me gustaría trasmitir un pequeño atisbo de esperanza a todas aquellas personas que tienen un futuro incierto, los caminos del Señor son infinitos.