Había cierto interés –lamentablemente mucha gente pasa de ello, cansada de tanto escándalo… en beneficio de los “nuevos” que saben utilizar y muy bien estas situaciones— por ver en un mismo plano a los candidatos a la presidencia de las Junta de Andalucía, del PSOE, PP e IU, hablando como hacen siempre, pero esta vez sin monólogos.
Para este primer debate, Susana Díaz, actual Presidenta de la Junta… porque la designaron sus superiores; Juan Manuel Moreno, con experiencia en cargos públicos, dentro de los cuales visitó Antequera hace unos años y Antonio Maíllo, el representante de IU. Cada uno llegaba con algo predeterminado: la Presidenta, buscando que se olvide “lo pasado” y prometiendo mejoras; el popular Moreno Bonilla, esperando que se notara que está preparado y sabe de qué va la cosa; y Antonio Maíllo, como que no tenía nada que ver su grupo con el estado actual de Andalucía, olvidando sus “flirteos” con el PSOE del que fueron socios varios años.
El primer debate se centró, en el paro y la corrupción los dos temas que según el CIS preocupan más a los andaluces, pero especialmente la corrupción en la que los dos principales grupos estuvieron lanzándose acusaciones el uno al otro, “jugando” a una especie del “y tú más”. Es evidente que corrupción, degenerados sinvergüenzas que se están cargando la credibilidad del sistema, hay en muchos sitios, pero naturalmente, en Andalucía se nota más, es la que más nos afecta, y ahí los principales protagonistas son los que traen de cabeza a la benemérita jueza Alaya que no da abasto.
Y en medio de las puyas de Maíllo. Lo que nadie aclaró, pero especialmente la señora Díaz, era por qué no se empezaba por hacer devolver lo robado, vendiendo pisos, coches, apartamentos y “sacándoles hasta la cerilla” a quienes aquí y allá, pero sobre todo aquí que es lo que tenemos más cerca, son los causantes de que los hospitales tengan deficiencias que presentan –en Antequera gracias a una buena gestión de su equipo rector y su personal, se nota menos—; o los colegios, o carreteras o, por volver más cerca, de que el AVE Sevilla Granada, se haya quedado empantanado, abandonado, tras invertir millones de euros y hacer una buena parte de las obras; o de que las obras de los Dólmenes, o el Puerto Seco, vayan tan lentos cuando anteriores buenos políticos las pusieron en marcha o proyectaron y hoy, otros llenos de voluntad, hacen lo posible por acelerarlas. Lo malo es que se fijan fechas que cualquiera sabe si se van a cumplir, pues las hemos oído tantas veces…
Claro, si no hubiera habido esos desfalcos a todos los andaluces, muchas de esas cosas podrían haberse hecho y ello hubiera conllevado paliar otra preocupación general, el paro. Porque la falta del dinero, su mal uso, frenó las obras prometidas, pero también dejó sin trabajo a tantos andaluces… Y de eso no se habló mucho. Vamos a esperar a otro debate.