sábado 23 noviembre 2024
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Estoy discutidora y cateta

Y me cuesta digerir ese maremágnum que presenta la escena política. Cierto que se necesitaba algo nuevo, fresco e iluminativo que borrara el descontento y el olor a rancio que denunciaba la sociedad. Pero creí que se podía encontrar dentro de los dos grandes partidos. El PP ha tardado mucho tiempo en echar mano de la savia joven  que ha tenido, si no olvidada, sí en segunda fila, y los cambios llegan tarde y tibios, como si se avergonzaran de lo que han hecho, les faltara valentía, o, quizás estén demasiado acomplejados por sentirse de derechas. ¡País raro donde los haya!. Pocos analizan la gran labor de este partido que ha sabido aglutinar en sus filas tantas tendencias, gracias a su “entran todos” la extrema derecha apenas si se hace notar, garantía de consenso.

Por el contrario, el PSOE conciliador de Felipe González va dando vaivenes hasta extremos casi peligrosos para arañar poder, el giro a la izquierda deja desnudo el centro-izquierda que tanto moderó y ayudó a acomodar a todos  los ciudadanos en este país. Y los extremos hacen pupa. Vean al alcalde gaditano “ Kichi” como desplaza el cuadro del emérito rey Juan Carlos y lo sustituye por el de un anarquista, Fermín Salvochea, alcalde en la primera República, y todo ello es porque necesita un espacio donde sentirse cómodo para trabajar. 
 
Somos unos catetos e ignorantes cuando permitimos relajarnos ante el futuro y anteponemos el pasado, cuando dejamos que los símbolos de unión se interpreten a la manera de cada cual, y cabizbajos nos llevamos las manos a la cabeza sin levantar la voz. ¿ Qué ocurriría si alguien pusiera uno de Franco? Las heridas de la historia se han cerrado en falso y las posibilidades de abrirse son tantas que siempre está a vista alguna cicatriz que contemplar. 
 
La izquierda se vanagloria más de sus triunfos, es más política, le va la vida en ello, bastante más agresiva, de mensaje facilón y caladero que no pierde oportunidad de reproches a sus adversarios, y pactaría con el mismísimo diablo para conquistar el poder. 
 
Y la derecha no es que tenga un problema de comunicación como nos hacen creer es que nos han faltado oír explicaciones claras, concisas y continúas. Ha sobrado aburrimiento y dejadez.
 
LUISA CASERO 
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