Este es un dicho muy popular en algunos países de América latina. Y en estos días que presenciamos el cambio de algunas comunidades autónomas de color político y otras, que lo mantienen con la estabilidad que da la obediencia al socio, de nuevo presidente, auguran, dicen los entendidos, un nuevo tiempo de frescura y dinamismo en las instituciones. Yo tengo mis dudas, y creo firmemente que los cambios hay que hacerlos con más asiduidad y menos traumas, así que la vuelta de personas que ya ocuparon esos cargos me parece continuar en la misma espiral de amasar poder, no de hace buenas políticas para la sociedad, tuvieron su momento y si no lo supieron aprovechar las segundas partes ya se sabe que nunca son buenas.
Y una noticia recién salida me reitera en mi postura. Compromís y Podemos en Valencia han comprado una cantidad respetable de iphone 6 todos sabemos su coste y, que al amparo del compromiso electoral individual, las arcas públicas cargan con todos los caprichos y gilipolleces que se le ocurre al político de turno. No es prioridad y hay aparatos mucho más económicos si necesitamos fluidez en la comunicación ¡les vaya a pasar como a Rajoy y se queden cortos!. Pero vendrán las excusas infantiles, que otros mantienen muchos coches oficiales, demasiados consejeros, altos cargos, sinfín de justificaciones. Se sigue derrochando mucho, cambiando cosas innecesarias e inmiscuyéndose los unos y otros en temas que no les importa, con tal de mantenerse a toda costa. Es cierto lo del dicho que encabeza mi artículo, mas no está completo porque solo sabe barrer en una dirección, para dentro, el resto de la sociedad nos apañamos con lo que queda, así que la frescura política se ha ido de viaje con la atmosférica.