Nunca creí que en los momentos más difíciles de nuestra vida, me tocaría escribir la carta más importante. Unas líneas en la que, intentar de la mejor manera posible, poder expresar nuestro agradecimiento a tantas personas que nos han acompañado y nos siguen acompañando en estos duros momentos. A todos los que día a día nos seguís dando ánimos y cada mañana nos seguís preguntando cómo estamos.
En primer lugar dar las gracias a nuestra cofradía, que no son sólo compañeros o amigos, sino nuestra familia. Por vuestra compañía y apoyo, por no dejarnos solos, por estar ahí en todo momento, por vuestras oraciones y detalles, por dejar que nuestras lágrimas se apoyen en las vuestras. Por todo lo que habéis hecho para ayudarnos a pasar las primeras horas. Por vuestro esfuerzo y trabajo para hacer un poco más fácil, lo que era tan difícil, por recibir a mi padre en San Pedro, la que siempre será su casa, de una manera tan bonita y especial.
Gracias a nuestra familia, a todos y cada uno, a todos los que habéis venido de lejos, pero de una forma muy especial a vosotros que habéis atravesado toda la península, solamente por estar con nosotros unas horas. Gerardo, gracias por haber hecho posible que mi madre haya contado con su hermano en estos momentos, porque no te han importado los kilómetros ni las horas sin sueño. Simplemente, gracias.
Gracias a todos los amigos a tantos reencuentros, a tanto cariño a tanto besos y abrazos que hemos recibido de corazón. A tantas veces que hemos tenido que decir: “Me alegro de verte, aunque no quería que fuera aquí”. Porqué nos habéis demostrado que el no vernos a diario no significa que nos hayamos olvidado o el cariño haya disminuido.
A esas personas especiales, que siempre están ahí, que dejaron todo, trabajo, familia o una noche de sueño por no dejarnos solos. Y a los que sé que no hace falta ni decir su nombre, ellas lo saben pero de todas formas: Rosi, Inma, siempre gracias.
Gracias a los compañeros de trabajo, alumnos, a padres de alumnos actuales y de cursos pasados, que nos acompañaron y especialmente a todos aquellos que a pesar del tiempo transcurrido me hicieron ver que Panocha sigue siendo un bonito sueño que se hizo realidad. A esos niños, hoy ya jóvenes que se acercaron a verme nada más, ni nada menos, que por haber sido parte de ese sueño.
Y con la fe y el amor a Nuestro Cristo de la Misericordia y a Nuestra Señora del Consuelo, que él nos enseño y que junto a la familia y los amigos son nuestro apoyo en estos momentos y la ayuda para seguir. Intentaremos dentro de nuestras posibilidades seguir transmitiendo su ejemplo. Dos cosas tenemos muy claras, que San Pedro no será lo mismo sin él…
Gracias a la Hermandad de Belenistas, Asociación de María Auxiliadora, MIES, a la Agrupación de Cofradías y a todas las Hermandades de Pasión y Gloria, a la asociación de vecinos de nuestro barrio, por vuestra compañía y apoyo.
Gracias a todas las personas que nos han hecho llegar su apoyo y cariño a través de las redes sociales, desde el primer momento, nos sigue sorprendiendo la velocidad de respuesta y de cercanía expresada a través de la pequeña pantalla de un móvil.
Gracias a los medios de comunicación por vuestras palabras, vuestros reportaje y por el enorme cariño demostrado a mi padre y a toda mi familia. Ángel, Curro, Antonio Jesús, Manolo Hidalgo…
Gracias a todas las personas que nos acompañasteis en el sepelio, a toda la comunidad de San Pedro, a nuestro párroco y a los sacerdotes amigos y compañeros de camino que volvieron sólo por despedirlo y acompañarlo. Gracias porque con vuestras lágrimas habéis vuelto a demostrarnos cuanto le queréis y cuanto lo echáis de menos.Gracias por tantas flores recibidas como muestra de cariño.
Nos quedamos con todos los momentos que hemos vivido con él, con su ejemplo y todo lo que nos han enseñado, con la alegría de saber que todo lo que sembró ha dado fruto en el cariño y la respuesta recibida de todos los que nos han acompañado.
Y con la fe y el amor a Nuestro Cristo de la Misericordia y a Nuestra Señora del Consuelo, que él nos enseño y que junto a la familia y los amigos son nuestro apoyo en estos momentos y la ayuda para seguir. Intentaremos dentro de nuestras posibilidades seguir transmitiendo su ejemplo.
Dos cosas tenemos muy claras, que San Pedro no será lo mismo sin él y que si la muerte es el olvido, estamos seguros que mi padre vivirá siempre. De corazón: GRACIAS.
Familia Bracho del Río