NEGRO OSCURO.- Cuando murió, en un instante larguísimo, sonrió triste y en una memoria que desaparecía igual que la vida, se vio llamando al teléfono 016. Maltratada. Una mujer golpeada física y síquicamente, que había dedicado su vida a él, al hombre de rostro sereno para la calle y de faz terrible de puertas adentro. El hombre que le había dado la primera paliza porque ella, inocente y tonta, le había dado la mano al conductor de una atracción de feria que ayudaba a todo el mundo a no salir disparados. Celos enfermizos sí, desde luego, violencia mucha. Pero esto no es un hecho aislado en su vida. Luego le pide al hombre perdón se rebaja como ser humano y mujer y le dice que sí, que por darle la mano a ese hombre de la feria, ella es una puta.
Me pregunto con una insistencia que me agobia, ¿basta con facilitar un teléfono y dar una orden de alejamiento?
No tengo la audiencia de Mediaset, ni la quiero, pero en estos casos me gustaría saber, conocer, porqué falla el débil entramado de ayuda que se le facilita a la maltratada. Vemos como fracasa una y otra vez, vayan contando asesinatos. Un día de estos, me invitaron, doy GRACIAS por ello, a uno de los pisos de acogida que se abren a estas mujeres que están en fase de recuperar su vida. Quería saber face to face que ocurre desde que una mujer denuncia hasta que muere o se libra. Fue muy duro.
AMARILLO.- El color de la traición. Una secretaria fiel encarcelada, una mujer que no veía la hora de acabar con su afán de servir a su jefe, de respetar su cargo. Hay más de doce hombres sin piedad entre un corrupto, por llamar de alguna manera a Rato y un corrompido. Yo pido para empezar dos días de cárcel como los que ha tenido Teresa Arellano, la secretaria que firmaba lo que Rato le ponía por delante sin preguntar, incluso hubiese firmado su sentencia de muerte y todo por lealtad al hombre que pudo gobernar España.
Espero que a este ser mezquino, a este delincuente llamado Rato, por fin le caiga la sentencia que se merece. Justicia señores y señoras. Justicia