El otro día se reunieron en Córdoba miles de taxistas de toda España, para participar en una protesta contra la desregulación del sector que avala la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Días después lo hicieron en Málaga, con el detalle de una masiva asistencia de profesionales del taxi, que ven amenazados sus puestos de trabajo, en lo que consideran “un golpe mortal contra el servicio público del taxi, tal como lo hemos conocido hasta ahora”, explicaba un portavoz.
Hablando con un amigo taxista antequerano, nos decía que lo que se quiere es que pueda comprar un coche cualquiera y dedicarse al taxi, sin sujetarse a las normas en vigor, como fijar un número de licencias según las necesidades de cada población, según su número de habitantes. Detrás de “la idea” parece que hay un banco grande y una sociedad, que quieren acabar, para aumentar sus beneficios, claro, con “cargarse” este sector que funciona tras someterse a una serie de normas, a los precios que le marcan, etcétera, y recibir la competencia desleal de “particulares” que se dedican a ello, o de, aunque sea por poco tiempo, algún trenecito que otro. Pues ahora, cualquiera es bueno –o al menos eso quieren— para dedicarse a ello, y esa buena gente del taxi dice que por la misma regla de tres, cualquiera pueda ser médico, o abogado, o maestro o lo que sea, sin tener que estudiar ni someterse a todo lo que se someten esos profesionales… No les falta razón y todos esperamos que impere la cordura y que ese banco busque fórmulas para ayudar a salir de la crisis, para que disminuya el paro, para que corra más el dinero, que es lo que les deja beneficio, y que dejen en paz a un gremio de grandes profesionales que bastante tienen con lo que tienen…
Otro tema relacionado con el mundo del automóvil, es el de los aparcamientos. Está muy bien que se amplíen las aceras por las que no puedan circular, por ejemplo, cochecitos de niño o de inválidos, facilitando que estas personas puedan moverse con comodidad. Lo malo es que esto que puede conllevar achicar las calzadas, de manera que los vehículos puedan seguir circulando por ellas… pero quita el espacio para los aparcamientos regulados y vigilados. Que esto pasara en una calle, tiene pase; que se hagan en varias, supone una dificultad que puede ser justa para quienes abusan de los aparcamientos, pero siempre pensamos –no es la primera vez que lo decimos— en quienes nos visitan, quieren ir a una tienda, a un comercio, y no hay manera de aparcar.
Ya sabemos que hay dos grandes aparcamientos de una empresa que invirtió grandes cantidades en ellos, situados uno en el centro de la ciudad, otro a la salida hacia Sevilla, pero lo malo es que, por ejemplo, si va alguien a comprar un televisor, un abrigo, un electrodoméstico que pese o abulte, ¿cómo lo lleva hasta el aparcamiento? Lo que puede suponerle una pega grande. Y ésas sí que hay que eliminarlas. ¿Habrá una solución para todos?