El centro concertado San Francisco Javier “La Salle” se sitúa en Carrera de Madre Carmen y sus puertas se abrieron oficialmente por primera vez un 9 de octubre de 1944. Este colegio, que pertenecía en un principio a la familia Muñoz-Rojas, “fue bombardeado por la Guerra Civil y la familia quería donarlo para que hubiese algo de Cultura” explica su director, Simeón Martín Reiner. Tras la búsqueda de instituciones, en uno de los viajes de los hermanos Rafael y José Antonio a ver a sus novias de Córdoba “vieron a unos señores con gorros y hábitos, preguntaron quienés eran y conectaron con los Hermanos de La Salle. A partir de ahí se inició la obra del Colegio”, concreta. Actualmente, el colegio “son dos fundaciones, San Francisco Javier y Sagrada Familia, una parte de los Muñoz-Rojas y otra parte de los Muñoz-Velasco”.
El Centro imparte Infantil, Primaria y Aula de Apoyo a la Integración (para niños con dificultad en el aprendizaje), con alumnos desde los 3 hasta los 12 años y con una presencia muy especial del inglés, idioma que practican a diario y que tienen muy presente, entre otros sitios, en los rótulos de las aulas, Además, el Colegio se complementa con La Salle Virlecha, donde “un niño puede entrar con 3 años y salir de maestro”.
Director del centro
Simeón Martín Reiner tiene 59 años y dirige el Colegio San Francisco Javier “La Salle” desde hace 8 años. Tras estudiar en Torre del Mar y pasar por el colegio de Campillos, estudió en la Escuela de Magisterio, donde al terminar le dieron la oportunidad de quedarse. Tras varios proyectos y ser delegado de Pastoral del centro durante más de 20 años, “me dijeron que tenían la necesidad y el deseo de que yo liderara el proyecto en este centro”.
El colegio que dirige cuenta con una de las tecnologías más avanzadas gracias a las pizarras digitales que tienen “en más de la mitad de las clases” y que van implementando según la necesidad de los alumnos y profesores. Además, tiene clases amplias para cada curso, Sala de Pastoral, de Informática, Biblioteca, una sala para el AMPA, dos almacenes, Secretaría, Dirección, Sala de Profesores, Sala para el Material de Deportes, otra de Audiovisual y Salón de Actos. “Y este año también hemos adecuado una sala especial de música y ya anuncio que hemos conseguido que vuelva a resurgir la Coral Ciudad de Antequera La Salle, que pertenece al Colegio y ensaya en esa sala. Después de un paréntesis, gracias a Dios va a reaparecer el 25 de octubre con la Eucaristía de la Peregrinación Mariana”, confirma el director.
Entre las novedades del año, además del Aula Musical, está el cambio completo de toda la electrificación del centro, “desde la entrada hasta el último enchufe”. Aunque cuenta con otra muy importante de índole pedagógica: los pequeños de Infantil, dentro del programa PELUPI, van a utilizar “un método nuestro”, es decir, “todo el material que utilizamos es propio del colegio. Ha surgido sobre todo de la experiencia de las profesoras, de las necesidades que nos han demandado los alumnos. Queremos que las clases de Infantil sean unas clases muy dinámicas y muy participativas”. Además, “los padres van a acudir a las clases y talleres a impartirles esos talleres a los propios alumnos”.
Otro año más, el centro no contará con la presencia de Hermanos: “Desde hace ya bastantes años no contamos con la presencia de hermanos directamente en el centro. La Salle se ha preocupado muchísimo de prepararnos a los seglares para que seamos capaces de asumir nuestro carácter propio, de dar educación humana y cristiana a los niños que se nos han encomendado. Hay una estructura muy interesante a nivel de sector, hablamos de sector la organización de toda Andalucía y Melilla, donde hay unas personas que nos orientan, que nos ayudan, que nos guían, que nos hacen seguimiento”.
Pepi Barroso, profesora
Pepi lleva 19 años dando clase a los pequeños de Educación Infantil: “Comencé con mucha ilusión, pero desorientada, pero rápidamente te pones las pilas y pones en práctica lo que aprendiste en magisterio”.
La profesora, que está con los alumnos de Primero de Infantil, confiesa que “los maestros de los pequeñitos dejamos señal en ellos” y afirma el orgullo que sienten cuando ve a esos pequeños cuando crecen: “Llena mucho cuando te llaman, te saludan y te dicen que se acuerdan de ti”.
