Hay dos tipos de pintores, dijo un sabio griego: los que usan pinceles, y aquellos otros que pintan con palabras; estos últimos son los poetas. Pero uno lamenta no ser lo bastante buen artista, en ninguna de esas dos modalidades, cuando ve desvanecerse escenas de la vida natural que merecerían ser eternizarlas en un poema o un lienzo.
Porque no es lo mismo verlas pasar en un documental. Aunque tenga la calidad del que dieron hace unos días por La 2 de TVE (“Japón salvaje”, BBC). Termina éste con la escena mil veces repetida de salmones remontando el río en el que nacieron, y la metamorfosis dramática que van experimentando. Hasta ahí, lo que es habitual en un bellísimo e inofensivo programa de sobremesa sobre la vida salvaje. Salvo que, en este caso, el que estaba detrás de la cámara pareció en un momento dado haber perdido toda objetividad: es el instante en que la hembra detiene su marcha para remover la grava, disponiéndola como un nido, y deposita por fin en él cientos de huevos. A esa señal, los machos entran en frenesí, descargando su esperma sobre los huevos para fecundarlos.
Ya en ese punto el cámara no documenta con imparcialidad lo que tiene ahí delante (ob-jeto), sino que se implica poniendo algo de su cosecha: su imagen mental. Y así, en ese interior negro de bocas agónicas de pez monstruoso, contra el fondo lechoso de una nube de esperma, no está descrita sólo una historia -natural- de salmones…, sino la imagen misma del “poderoso drama” (W.Whitmann) de la vida, en su expresión más desgarradora que haya uno jamás visto filmada.
Aquel griego no pudo prever que un día se llegara a pintar con luz (foto-grafía) y que ésta, como cualquier buen cuadro, no fuera tanto “documento de lo que refleja, sino testimonio de una mirada” (del libro reciente, “Melodías de la luz”).
Qué pena de imagen del documental: pasó fugaz desde la mirada al vacío, por no poderla uno re-tener en una instantánea ¡Y mira que llamar “instantánea” a una imagen fotográfica… cuyo contenido dramático hubiera sido tan absolutamente intemporal!
P.D. ¿Sabría alguien “descargarla”?