Mañana domingo, conmemoramos el Día de Andalucía. Ya se sabe, entrega de distinciones, nombramientos aquí y allá, alguna inauguración, discursos, buenos propósitos, cataratas de elogios a Andalucía… Más o menos lo de todos los años.
Pero… ¿es esto lo que requiere Andalucía, en su festividad y cada día del año? Pensamos que no; pensamos que estas cosas son adornos muy bonitos, muy significativos, muy merecidos por los homenajeados –aunque los encargados de otorgar los mayores, que son los que da la Junta, no abran los ojos a todo el espectro andaluz, a todas las actividades que se llevan a cabo en la Comunidad… pero creemos que debería ser, simbólicamente siquiera, el día en que se recalcara que nuestra autoridades responsables ahondan en la situación de Andalucía, para mantener lo bueno, y corregir lo que haya de malo, que no es poco.
Andalucía y el resto de España quedaron conmocionados con el escándalo de los “Eres”, que lleva años y años dilatándose en declaraciones y más declaraciones, sin que se encuentren soluciones lógicas que serían que se devolvieran los millones perdidos o desperdiciados, mal otorgados y peor destinados a fines muy distintos para los que se dieron, pero que se devolvieran ya, que la Junta, seguro que muy a su pesar, se ve obligada a hacer recortes, a aplazar planes, por falta de dinero, mientras sigue pendiente de solución el caso, a pesar de estar demostrados sus “beneficiarios”, buscando declaraciones y más declaraciones, testigos y más testigos, imputados y más imputados.
Estas últimas cosas están bien para delimitar las culpas, las posibles condenas que esos “listos” se han ganado a pulso, pero lo primero tendría que ser que se devolviera hasta el último céntimo, lo que aparte de ser necesario para los fondos de la Comunidad, serviría de ejemplo para que se intente cortar estos robos, para que sirviera de ejemplo a tanto granuja como pulula por ahí.
Si éstos ven que se devuelve todo lo robado, malgastado, mal dado, y observan que las fechorías se pagan, se lo piensan antes de delinquir. El desastre de tanta corrupción en España, ha desempolvado temas que estaban en silencio como el andaluz, con la carga de vergüenza para los andaluces, mientras los “autores”
Siguen disfrutando y viviendo “a la salud” de los demás…
A partir de ahí, recordar a los que gobiernan y a la “oposición” aquello que firmaron tan felices en Antequera en diciembre de 1978, punto de partida de nuestra Autonomía, aquello que acordaron sus antecesores en los Partidos, de poner por delante de todo a Andalucía; de pensar antes que nada en lo que ella necesita para conseguir los objetivos ideales que se propusieron, para que creciera, para que se le diera el papel que le corresponde en el concierto nacional, para que volviera a asombrar al mundo con sus producciones agrarias, con su belleza monumental, con sus hombres prodigio destacado en todos los campos de la Ciencia y el Saber, del Arte; en todas las actividades.
Deseándolo con firmeza, ¡viva Andalucía!