Imputaciones, cohecho, una pena que pagamos todos y no sólo en el plano meramente crematístico, además y más importante en el de los sentimientos.
Un Rajoy sarcástico me sorprendería, negativo, aburrido e inmovilista no. Estoy a unos segundos de oír y ver el discurso de Sánchez. Los números no salen por activa y pasiva, pero es que no se puede estar entre dos aguas, esto sólo podía llevarlo a cabo Paco de Lucía y el maestro murió llevándose consigo el misterio de sus composiciones y el talento de traducirlo con su guitarra.
Surgen los corruptos como setas tras la lluvia y…”hay que ver si es verdad”, o “vamos a ver qué dice la justicia”… Fantástico, me parece acertado no condenar a nadie antes de que se demuestre que es o no es un ladrón y no precisamente de guante blanco.
Pero resulta que estoy cansada de esperar y si mi olfato no me engaña, tengo una buena nariz herencia de mi padre vaya por Dios, que pocas veces me engaña, los despilfarradores caraduras, me da igual en femenino o masculino, de derechas o de izquierdas, son lo que son, timadores.
Rita de Valencia, lleva más de cuarenta días y cuarenta noches oculta tras los visillos. De repente sale de la peluquería y amenaza. “A ver lo que decís porque todos estáis donde estáis gracias a mí”. ¿Amigos? En política no hay amigos, en todo caso hay amigachos.
177 altos cargos de PP imputados? A mí me parece una barbaridad. “Purgar lo que esté contaminado”, dicen las jóvenes promesas del PP es decir Levy, Maroto y Casado. Es que acaban de entrar y ven que su principado les va a durar poco. Pobres niños ricos.