Todo el mundo político anda haciendo su apuestas. Y los podemos van con unas cuantas horas de ventaja que le pueden augurar un gran triunfo. Tienen hambre y sed de poder, quieren merendarse y digerir bien a sus adversarios sin atragantarse y se han rodeado de los mejores amigos para hacerle pupa al psoe. Pero lo mejor que tienen para llegar a todos es una especial habilidad para manejar los medios. Dirigidos por un jefe muy listo, saben ser actores de primera fila y no se agotan, su verborrea y puesta en escena es fantástica sin preocuparle los recortes en propaganda, y hablan, sobre todo, a una gran parte del electorado que está harta de oír lo mismo año tras otro, y en el peor de los casos, el silencio por respuesta a los problemas que la sociedad. Callar no resuelve ni anima , y es cierto que, vivimos con la comunicación constante de prensa, radio, televisión e internet, donde los jóvenes nos aventajan y se hacen dueños del espacio, y cómo no, de las ideas.
Las ideas son las únicas que hacen cambiar a una sociedad, por mucha importancia que demos al dinero, y no es de extrañar que los movimientos populistas se abran paso cuando las desigualdades van al trote. Tenemos una sociedad que no es integradora, y da respuesta a las dependencia físicas, sin embargo, convivimos con otras desigualdades y culturas que no encuentran encaje entre nosotros, hacemos caldo de cultivo por no prestar la suficiente atención al diferente y es carne de cañón que saben aprovechar políticos avispados.
Tenemos que evitar el problema de Francia, donde una generación de jóvenes no se siente francesa, ignora sus costumbres e idioma, pero vive en su suelo. No es sólo cuestión de voto útil, hay que cambiar algo más, y salgan a la palestra y expliquen sin miedos lo que van a hacer y dejen en paz a su adversario que cada uno sea capaz de definirse y de convencer por difícil que sea.