lunes 25 noviembre 2024
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Intervención en el Mvseo de la Ciudad de Antequera

El Palacio de Nájera, (siglo XVIII), fue el edificio elegido, cuando en 1908, el Ayuntamiento decide crear el Museo Arqueológico Municipal a instancias del arqueólogo Rodrigo Amador de los Ríos. Posteriormente, el 2 de diciembre de 1966, se crea el Museo Municipal de Antequera y comienzan las obras de rehabilitación del antiguo Palacio de Nájera para instalarse en el mismo, inaugurándose el 15 de marzo de 1977, hasta que en julio del 2009 comienzan las obras de rehabilitación, ampliación y modernización, convirtiéndolo en el actual Museo que hoy conocemos.

Con el paso de los años, el Museo se había quedado pequeño y poco acorde con las exigencias que la moderna museología planteaba. Hacía falta mucho más espacio para dar cabida a un nuevo tipo de dependencias (punto de información, salón de actos, sala de exposiciones temporales…) y además, una radical reordenación de sus colecciones, para poner en valor un mayor número de obras, de manera que se demandaba más espacio expositivo y de mayores dimensiones.

El objetivo de la intervención fue dotar al museo de todas las necesidades anteriores bajo un esquema funcional cuyo eje de partida y principal era la Casa Palacio. Por lo que la restauración integral de todas sus dependencias, recuperando incluso las bóvedas de arista de las galerías bajas del patio claustral y rehaciendo en su estado original las salas de planta baja, vino a repristinar el inmueble original dieciochesco como ejemplo paradigmático de casa solariega antequerana. 

Para los nuevos espacios expositivos contábamos con dos solares inmediatos, uno con fachada a Plaza del Coso Viejo y el otro a Calle Nájera, alcanzándose los más de cuatro mil metros cuadrados construidos. Para dar solución al esquema de recorridos y flujos, el deambular entre el edificio antiguo y los nuevos debía responder a un único organismo, de manera que el patio se convierte en el corazón del edificio, y es a través de las galerías perimetrales, que a modo de arterias, conectan lo antiguo y lo nuevo, proporcionando un discurso expositivo fluido y natural. 

 

 

 

 

A su vez, los núcleos de comunicación vertical se sitúan como rótulas en las intersecciones de la galería con los volúmenes de ampliación, articulando las conexiones tanto en planta como en altura.  

Junto a la recuperación de los valores históricos y patrimoniales del Palacio hay que destacar los nuevos factores de innovación, tanto en cuanto a todo tipo de instalaciones como a la moderna concepción arquitectónica de los nuevos edificios que se le han añadido, sin que en ningún caso ello suponga una ruptura gratuita en cuanto a volúmenes y materiales. Lo antiguo, y lo nuevo añadido, dialogan sin estridencias, aunque sin renunciar ninguna de las partes al  momento histórico al que pertenecen. Sirva como ejemplo de lo que decimos las diferencias existentes entre dos piezas de idéntica funcionalidad: la escalera barroca del siglo XVIII y la nueva que comunica verticalmente las diferentes plantas de uno de los volúmenes de la ampliación. Ambas monumentales y ambas comprometidas con su tiempo.

Se han cuidado los más mínimos detalles en cuanto a la formalización espacial, la iluminación y la conformación de elementos de carácter museográfico pensados para determinadas piezas, como es el caso de la sala dedicada a Roma, con la impactante Tumba de Acilia Plecusa y el exquisito bronce de el ‘Efebo de Antequera’. Más información, edición impresa sábado 4 de junio de 2016 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).
 
Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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