La historia de este proyecto podemos fijarla en la esquina –calle Carrera y callejón de los Urbina– del solar que ocupa el edificio actual donde se levantaba el Palacio de los Condes del Castillo del Tajo, que fue usado como instituto de bachillerato desde el año 1928.
La visita del 15 de marzo de 1959 del ministro de Educación Nacional es el punto de partida para hacer un nuevo edificio. En principio, se encarga a Galán Lechuga el proyecto para un aulario en la parte trasera del primitivo instituto. Se proyecta un edificio longitudinal que se alinea al callejón de los Urbina.
Las obras comienzan en 1960. Posteriormente, se decide continuar con la actuación y demoler el antiguo palacio, construyéndose en su lugar en la esquina con la Carrera el edificio administrativo que acogerá la dirección, secretaría, oficinas, salón de actos y capilla. El edificio se inaugura el 23 de abril de 1965.
Fachadas del edificio
Se crea un volumen recto y sin escalonamientos, de gran simplicidad en la composición, predominando la horizontalidad de los ventanales de perfilería metálica de un extremo a otro del edificio, con paños de ladrillo tosco que cuentan con rehundidos verticales donde se colocan los bajantes.
Esto es posible sólo porque se ha liberado del todo a la fachada de la línea de pilares que se retranquea respecto al cerramiento. Los ventanales corridos que dan a las calles están colocados en la cara inferior de los forjados, con lo que cumplen su misión de iluminar las estancias, pero elimina las relaciones visuales entre el edificio y el exterior.
A pesar de la austeridad que presentan las fachadas, en la principal a calle Carrera hay un detalle de gran calidad compositiva en el que un balcón corrido cose los únicos dos grandes huecos que presenta la fachada.
Aulario en callejón de los Urbina
Edificio lineal, compacto y único en el que se colocan las dos cajas de escaleras, una en cada extremo, sobresaliendo de la fachada del patio para enmarcar la fachada interior al amplio patio de juegos.
Se coloca el pasillo distribuidor dando a la calle (“tubos”) y las aulas se disponen hacia el interior para aprovechar la mejor orientación (sur-oeste), abriendo enormes paños acristalados.
Se coloca una estructura de parasoles de hormigón para controlar y tamizar la luz, siendo ésta una de las principales joyas del edificio (brise-soleil al estilo de las experimentadas en las diferentes l’unité d’habitation proyectadas por Le Corbusier).
Zona administrativa en calle Carrera
En la calle Carrera se sitúa el acceso principal, en un emplazamiento muy similar al que tenía el antiguo instituto.
A través del mismo se accede a una planta diáfana que se ha liberado con la colocación de pilares de hormigón y metálicos de extraordinaria esbeltez que comunican directamente el exterior con el patio interior acristalado en los dos niveles superiores con un primitivo muro cortina y que se convierte en el elemento articulador de esta parte del edificio.
Aprovechando la irregularidad de la medianera derecha se sitúa la pieza que alberga al salón de actos en dos plantas y a la antigua capilla (hoy biblioteca) en planta semisótano.
Tras este breve recorrido por las claves y particularidades del edificio se pretende meramente facilitar la comprensión del mismo a usuarios y visitantes, acercándoles sus cualidades e intentando contribuir a su puesta en valor para que a través de la opinión colectiva pueda liberarse de la “mala” reputación estética que por desgracia se le atribuye.
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