“Escúchame bien, Scrooge, te visitarán tres espiritus…”. La novela corta de Charles Dickens “A Christmas Carol (Cuento de Navidad)” quizás haya sido la trama más versionada cinematográficamente hablando de una historia sobre el espíritu de la Navidad. Teatros, series de tv, musicales, dibujos animados, marionetas… nos han contado y deleitado con su forma de transmitirnos las enseñanzas de este relato de Dickens.
Cualquier película de Navidad que se precie tiene una deuda con Dickens, quien articuló a la perfección la tradición, sus experiencias personales, la religión y las leyendas. Hoy en día propuestas no nos faltan desde la clásica “¡Qué bello es vivir!”, “Miracle on 34 Street”, “El apartamento”, “Family Man”, “Pesadilla antes de Navidad”, “Gremlins”, “Eduardo Manostijeras”, “Solo en casa”, “Entre pillos anda el juego”, “Jungla de cristal”… si, McClane no se escapa tampoco del espíritu navideño en su particular fiesta en el Nakatomi Plaza, hasta incluso en esos fuegos, podemos descubrir a Dickens, pero eso lo dejamos para otro artículo.
Todas y cada una de estas historias y otras, beben de “Cuento de Navidad”. Cada una de ellas llevan impregnadas ese espíritu navideño, defendido en la novela de forma imperecedera. Forman parte de nuestra cultura popular por la enorme empatía y universalidad de sus acciones. De seguro, cada uno de nosotros tenemos nuestra peli favorita de Navidad, nuestro particular “Cuento de Navidad”, eso dice mucho de nuestra parte.
Podemos ver, escuchar o leer noticias crueles que como un puñal gélido atraviesa nuestras conciencias cada mañana. Dickens, al igual que nosotros sabía de la bondad, la humildad y el ofrecimiento hacia el más necesitado que siempre ha vivido en nosotros. Sean estas fechas el despertador o la continuación para ese espíritu que ha logrado desde la memoria de los tiempos hacer del hombre un ser de logros y esperanzas. Feliz Año Nuevo.