Muchos convecinos andan estos días de cabeza pasando folios rayados para conseguir firmas. Los colegios concertados vuelven a estar en el punto de mira de la Junta. Y los padres se preguntan una vez más por qué se encuentran tan desosegados por esa sutil amenaza que ronda casi siempre con los conciertos en la enseñanza. ¿Dónde queda la libre elección? En nada cuando la libertad choca con los intereses. Y es posible que los motivos económicos, que no se entienden dado que el coste de una unidad en la pública suele encarecer más que en la concertada, le lleve a la determinación de querer ver llena toda la oferta pública; pero hay también un detalle de enjundia que merecer ser señalado, el derecho que ampara la Constitución por encima de cualquier consideración.
Las razones por las que se elige un concertado en nuestra ciudad son muchas. Quizá el ideario, no sé en estos momentos en qué escala de valores se sitúa, pero hubo un tiempo no lejano donde era primordial. Ahora son muchas circunstancias las que se aúnan para hacerlos favoritos, la ubicación, instalaciones, amistades, competencia, acude fulano y mengano, disciplina y moda. La moda es importantísima, y ocurre que en Antequera hay colegios de moda, que repiten tendencias año tras año, y otros que jamás estarán en las listas. No estoy hablando de Religión, profesorado, educación integral del alumno, calificaciones escolares, deportes, y todo cuanto contribuye a hacer de nuestros jóvenes unas personas preparadas para hace frente a un futuro personal y profesional.
Quienes concibieron la flamante idea de colegios en las periferias, con las calles empinadas, pensarían en el deporte que harían las mamás en un tiempo que los gimnasios no formaban parte de nuestra vida. Ahora, los encargados de llevar y traer a los niños, son los abuelos, así que la agilidad tanto física como mental la tiene bien desarrollada ¿ Para qué abusar más? Mandarlos al quinto pino con la mochila que cuesta arriba pesa como el plomo, me parece un abuso en toda regla. Hay que pelear y mucho, para que las cosas que funcionan bien, se queden como están.
