La ligera brisa de la salida procesional se convirtió en fresco al llegar a San Luis, pero fue un vendaval en el Portichuelo, lo que deslució el final esperado con la ofrenda de bengalas que, con buen criterio, fue suspendido por la propia Real Hermandad del Patrón de Antequera.
Ésta fue la anécdota. Antes, a mediodía, misa de peregrinos en San Juan, para preparar la salida del cortejo a la 19 horas. Tras la oración en el interior, se abrieron las puertas con aplausos de los devotos que aguardaban y repique de campanas y cohetes desde el Castillo.
Empezó el cortejo subiendo Niña de Antequera, con los devotos aguardando en las aceras para ir sumándose al río de gente que alumbra tras el Señor. Llegada a El Carmen con espera del guión de la Cofradía de la Soledad. Bajada por Cuesta de los Rojas y llegaba lo llano en las Descalzas.
Se encendieron las luces de los candelabros en Calzada, para seguir por Diego Ponce, Cantareros, San Luis y parada en la puerta de los Remedios con «encuentro» patronal entre ambas imágenes.
La Banda de la Quinta Angustia de Campillos abría el desfile, seguido por niños portando ciriales, cruz de Glorias y vestidos de monaguillo y hermanaco. El guión de la Real Hermandad, acompañando al hermano mayor Tomás Olmedo, y representación municipal con el alcalde Manuel Barón y el concejal más joven, Francisco Calderón, portando el Pendón de la Ciudad.
Llegaba el trono de palio del Señor y tras Él, cientos de devotos alumbrando como colofón de las dos novenas y de las promesas de los antequeranos que nacieron y emigraron y de los que permanecen en la ciudad.
San Sebastián y subida por las empinadas cuestas
Saludo de la Pollinica y llegada a San Sebastián, donde aguardaba el arcipreste padre Antonio Fernández y la Cofradía del Mayor Dolor. De nuevo ponían rumbo a las cuestas, con subida por Zapateros y Viento con parada en Santo Domingo, donde aguardaban los guiones de la Paz y del Rosario.
Siguieron por Caldereros con rachas fuertes de viento, entrada en el Portichuelo y «encuentro» de directivas y del Hijo y de la Madre en la puerta de Santa María de Jesús, donde no se pudo disfrutar como años atrás por el fuerte, intenso y molesto viento.
Bajada por Cuesta Real y petaladas y vítores para recibir el Barrio de San Juan de nuevo a su Patrón, que durante 5 horas recorrió el centro de la ciudad que protege. Suspensión de la ofrenda de bengalas y a las 12 en punto, de nuevo entraba en su templo parroquial.
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