Movida la noche del jueves 8 de junio, en la que la presidenta de la Junta de Andalucía anunciaba la remodelación de su gobierno autonómico, en el que Miguel Ángel Vázquez Bermúdez releva a Rosa Aguilar al frente de la Consejería de Cultura.
¿Y en qué afectarán estos cambios a Antequera? Pues en mucho. Vamos a presumir de saber lo que ocurrirá, por ejemplo, en los Dólmenes. En días, semanas, el nuevo Consejero tendrá que actuar y decidir qué hacer con los Dólmenes. Se va otro consejero, en este caso, Rosa Aguilar, sin terminar un proyecto que iba para 1992, y ya estamos en 2017.
El señor Vázquez Bermúdez tiene tres opciones. Mantener lo hecho por el anterior responsable (nunca se ha dado el caso en estos 25 años, cambiando el proyecto o prioridades de inversión), dejarlo en un cajón y priorizar otros proyectos (casi lo que hizo Aguilar con Medina Azahara que pese a no ser aún Patrimonio Mundial, estuvo por delante de los Dólmenes) o comprobar que es una vergüenza, por no decir una tomadura de pelo, y priorizar el único Patrimonio Mundial de la provincia de Málaga.
Sea lo que fuera, abogue por cualquier de las tres opciones, vendrán antes secretarios generales y delegados territoriales para justificar el retraso de las mejoras anunciadas hace un año para el Sitio de los Dólmenes. Pedirán comprensión por los cambios que justifican sus nuevos retrasos en las fechas.
Mientras tanto, a un mes del primer aniversario como Patrimonio Mundial, los monumentos megalíticos siguen sin tener vigilancia las 24 horas, ni con personal ni con cámaras. Total, que si algún día alguien decide pintar o romper una milenaria piedra, lo puede hacer sin problema alguno, como los que se suben encima del túmulo de Menga.
En el edificio de la provincia custodiado por la Consejería de Cultura que más visitas recibe al año (184.199 personas en 2016) solo dispone de un director, tres guías que reciben a las personas en el centro de visitantes y dos limpiadoras de una empresa externa. Total, que ni hay guardas, ni un peón que cambie una bombilla, ni arqueólogo que vele e investigue por el lugar, o administrativos que lleven el día a día del conjunto arqueológico.
Lo lamentable, que hay previstos nueve puestos para cubrir todas estas carencias, pero no se dotan presupuestariamente o no se manda al personal. Total, que visto lo visto, adiós a Rosa Aguilar como consejera de Cultura, que fue a Estambul a recoger el título de Patrimonio Mundial, pero que no movió ficha alguna en su mandato al frente de Cultura.
Y bienvenida al señor Vázquez Bermúdez con una pregunta muy fácil: ¿será uno más que pasa, viene, promete, anuncia y no hace, o será el consejero que por fin intervenga en los Dólmenes y haga justicia con quienes lo alzaron, mantuvieron, promocionaron y reconocieron como Patrimonio Mundial?
De usted depende. Luego no se quejen que la UNESCO nos quite la distinción que se nos brindó en Estambul y no se escuden en excusas.