Cuando crees que lo sabes todo, un día te sientas en la casa de una viuda de un policía nacional asesinado por ETA. En la entrevista te dice sobre su hijo que tenía cinco meses: “Cuando iba creciendo, no le decía nada, no tuvo tiempo ni de hacerse una foto con él. No sabes cuándo es el momento de decirle a tu hijo que a tu padre lo han matado”.
Vivir en Antequera siempre te ha dado una visión más tranquila, al menos por ahora. Que al ser población de interior y no tener costa, es de los lugares más seguros y tranquilos de la provincia de Málaga. Recuerdo las manifestaciones en Antequera de Miguel Ángel Blanco de hace 20 años y la de la masacre de Madrid del 11-M. Todo un pueblo, toda una comarca se unió en su cabecera para decir basta ya a ETA y al Terrorismo. Llamaba la atención que nadie sobresalía en primera fila, todos iban a una, todos éramos la familia y las víctimas de los muertos inocentes.
Con 43 años, tres artículos habían marcado mi vida periodística. El primero sobre una niña que murió antes de tiempo; el segundo sobre las vivencias de las mujeres ante el cáncer de mama; y el tercero, sobre mi padre al fallecer. Cuando ya creías que lo habías vivido todo, este lunes nos enteramos que una antequerana, Pepi Gutiérrez, es viuda de un policía nacional asesinado por ETA en 1982.
No pude preguntarle en ese momento, por lo que quedamos este miércoles. Estar frente a una mujer que lo dejó todo por acompañar a su joven marido que quería ser policía y perderlo por la situación que vivió España en los 80… es imposible de entender hoy en día.
A esos héroes que conocemos en nuestra historia, hay que añadir otro nombre de una mujer: Josefa Gutiérrez Ramos, quien con 21 años, sola en San Sebastián y con un niño de 5 meses, tuvo que superar la adversidad de ver morir a su marido de un tiro en la cabeza.
A los que nos quieren hacer olvidar estas páginas negras de nuestra historia reciente, les dejo unas palabras de Pepi que demuestran su dolor e impotencia ante lo que a veces ocurre: ”Le ha salido muy barato asesinar, que si les ponen 1.000 años de condena, que la cumplan, y luego no se queden en 15”. Pepi, una mujer marcada por la España del miedo.