viernes 22 noviembre 2024
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Golpe insólito

Contra la ley se ponían en Cataluña en la jornada del pasado día 6. Cuarenta años viviendo y conviviendo bajo el manto protector de la Constitución española fueron asaltados,  violados y ninguneados en el Parlament catalán volviendo a mostrar uno de esos episodios tan rocambolescos a los que nos tienen acostumbrados con la aprobación de la Ley del referéndum.
 
La comunidad catalana, cerrada en banda, separatista, con gente reaccionaria,  que no va a escuchar a la mitad de su población, avanza a pasos agigantados en un pulso al Estado que debía haber reaccionado hace ya mucho tiempo aplicando el artículo 155 para lo que no debía haberle temblado el pulso. 
 
Son muchas las voces que se han levantado en contra de ese proceso. Hasta Miguel Iceta, nada sospechoso de trabajar a las órdenes de Rajoy, reaccionaba de forma contundente aprovechando las redes sociales para pregonar que no contaran con su voto. 
 
Por aquello de los complejos, nos ha faltado decisión y contundencia en momentos como este.  El gobierno español ha mostrado en los últimos años un continuo acto de generosidad centrífuga para con los catalanes. Ha permitido que no solo refuercen sus señas de identidad, lengua y cultura, sino que se les ha dado carta libre para que manipulen a unas masas que han visto a España como el monstruo que les ataca, como el Estado que les priva de libertad, el que les robó su Historia.
 
El Parlament, amparado bajo los partidos anticonstitucionalistas, necesita URGENTEMENTE una respuesta del gobierno español que venga con orden, competencia y responsabilidades. Una respuesta que diga a los catalanes, pero a todos, que  las bases de un Estado democrático vienen amparadas por la Constitución y que ellos no pueden echar un continuo pulso al gobierno. Por lo tanto, no más rodeos. 
 
Carme Forcadellno aprendió en la escuela (y miren donde ha llegado) que nadie tiene autoridad ni el poder para confiscar el derecho a decidir. Los catalanes quieren hacer un desahucio dentro de la democracia y eso no puede ser aceptado. Ha llegado la hora de parar esta locura porque el gobierno catalán está en manos de gente que ha dinamitado la democracia. 
Ahora no cabe ya más la utilización del término diálogo (le hemos dado mucha cancha) porque no nos podemos amilanar por un grupo de separatistas. Inhabilitación de la autonomía es lo que toca. 
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