viernes 22 noviembre 2024
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Me apeo de los vehículos a motor

La imagen está captada en Florencia, ciudad del Renacimiento. No tendré que contarles todas las maravillas que alberga esta preciosa ciudad bañada por las aguas del río Arno. Entrando a sus gentes, a sus costumbres, algo me sorprendió… si es que cabe sorpresa después de extasiar la vista en la Catedral de Santa María del Fiore. Me sorprendieron las personas, sus actos, que son en definitivo las líneas que dibujan y dictaminan, el caminar de las poblaciones.
 
En Florencia montar en bici, hacer uso de los pedales por la mayoría de la población, en todos los niveles y escalas sociales, para desplazarse por la ciudad, es de lo más común. Se desplazan en todas direcciones, les da igual el sentido de la circulación o calzada al uso, desafiando peatones y vehículos a motor, yo diría que no necesitan ni carril bici. Ellos, los ciclistas, por su número, por su fuerza, son los que tienen preferencia, es, el medio de transporte más rápido, en una ciudad tomada por el turismo.
 
Pero también me apearé, en estos días finales del año, cuando celebramos la Navidad, cuando damos inicio a un nuevo tiempo de nuestras vidas, escribiendo una carta a sus Majestades los Reyes Magos, en la cual, a sus Majestades, les rogaré encarecidamente me apeen de toda pretensión mental, de la ostentación de mis ideas y el pretender llevar o imponer mi razón, desoyendo otras razones, otras ideas, otras formas de entender cuál es el mejor camino para una vida sana en lo moral, físico y en el propio ordenamiento de los pensamientos propios y ajenos.
 
¡Cuatro ojos ven más que dos! Cada día encuentro más necesario el recordar este viejo refrán. Que ha caído en desuso, es tan cierto como que sufrimos a diario las consecuencias de la no práctica del mismo. A sus Excelencias los Reyes Magos, les ruego impartan notas, mensajes directos a las atrofiadas entendederas del llamado mundo moderno, colapsado de información. Que la luz de la Estrella de Oriente, ilumine y despeje las nieblas oscuras de la prepotencia y el empoderamiento mental que impide ver la viga propia, mientras sí que nos fijamos en la paja del ojo ajeno. 
 
Las más de las veces ver y encontrar las mejores resoluciones. Tomar decisiones desde la confianza, seguridad y certeza, desde la creencia sin fisuras, del saberse en la razón nítida e inmaculada, es el primer y más firme paso por llegar al error. Nadie estamos en posesión de la verdad absoluta. Es algo tan obvio, que nadie lo cuestiona… pero casi nadie lo tiene en cuenta. Porque ni todo es verdad, ni todo es mentira. Y solo escuchando, permitiendo la permeabilidad de nuestros propios pensamientos, podremos ver algunas otras razones, podremos llegar a ver, a través de otros ojos, puesto que el mundo, su funcionamiento nos es como nuestra retina nos lo presenta, no es ni tan siquiera como las retinas del vecino lo ven. 
 
La sociedad, los problemas de las personas, el devenir de las ciudades y pueblos coincide con su propia vida. Y no lo hace acomodándose a los vecinos que pueblan sus calles, no se acerca para nada a los de la acera de números pares, tampoco a los ubicados en la acera de los impares. Su vida, el pulso que le permite subsistir, crecer y darnos ésa posibilidad de vida, reside en la amplitud, en lo ancho de sus calles por las cuales todos transitamos. ¡Feliz Navidad y un muy próspero Año Nuevo!  
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