No les voy a hablar del programa tan acertado de la periodista Ana Pastor, no. Aunque sí que hago referencia a la historia que espero sea cambiante a partir de una fecha: 8 de marzo de 2018.
Las diferentes manifestaciones que se han realizado en nuestro país y en todo el mundo han dejado claro que la igualdad entre hombres y mujeres debe ser una realidad. Cada país, cada ciudad, ha mostrado su enorme repulsa a situaciones que millones de mujeres viven en todos lados: abuso sexual, violencia física, verbal, insultos, menosprecios, infravaloración de su inteligencia, de su ser, la eterna brecha salarial, la cosificación, la libertad, la prostitución, el sufragio… Es increíble, la lista es larga y lo peor es que algunos piensan que son nimiedades y que vemos fantasmas donde no los hay.
Este jueves cogí mi bolso rápidamente en busca de la huelga convocada, como mujer, no podía quedarme de brazos cruzados, no podía dejar de acudir a la misma, por una razón sencilla, por aquellas que un día salieron a la calle gritando para que, por ejemplo, hoy pueda votar.
Me alegró ver a numerosas personas, hombres y mujeres, de distintas edades y estamentos, trabajos e ideas, compartiendo una misma consigna, se unían ante una cita que ha sido un clamor para muchos. Respeto enormemente, que se quisiera o no hacer huelga, por supuesto que ha de respetarse.
Pero entendamos que era la única manifestación realizada en nuestra ciudad, así que si tenemos en cuenta de que por la tarde tendríamos que trasladarnos a Málaga para participar en una manifestación, ¿por qué no había más gente participante en una ciudad de más de cuarenta mil habitantes? ¿Por qué no había más mujeres?
Yo hice lo que tenía que hacer porque aunque algunos piensen que los hombres deben tener también su día –alucino de verdad– y que la igualdad es real, lo cierto es que no. Si piensan así no viven en este mundo o no han padecido nunca uno de esos momentos en los que como mujer, como yo he vivido y te han dejado por los suelos. Me alegro por ellos y por ellas. Pero aunque así no haya sido, la empatía existe y tenemos que seguir luchando por la igualdad entre TODOS. Solo espero que todo este movimiento sea el principio del cambio de nuestra historia.