viernes 22 noviembre 2024
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Adaptación, individuo y entorno

De nuestra capacidad de adaptación al medio, va a depender en gran medida nuestra propia salud. Solo voy a pasar de puntillas, por la adaptación y o flexibilidad de pensamiento, donde sin duda sería importante tener una mente abierta, preparada a realizar aquellos cambios que alguna específica filosofía de la vida nos fuese indicando, revisándonos periódicamente para encontrar siempre la mejor opción, en una dinámica de observación propia que nos llevase a encontrar las mejores soluciones, a nuestros diarios problemas.
 
Quiero dirigir estas mis letras de hoy, haciendo más énfasis en la adaptación climatológica, pues cabe la posibilidad que, como en otras parcelas, estemos subestimando su importancia. Siempre se nos dijo que lo apropiado era conseguir una estabilidad social, una comodidad laboral que nos permitiese una vida tranquila, encontrar una pareja, formar una familia, un hogar y unas ciertas comodidades que nos permitiesen vivir… a gusto. Esto, la vida nos enseña, que no es tan fácil. Primer escollo al cual nos debemos adaptar. Pero aún así, si lo logramos, es cada vez más usual dotar a ese hogar del mayor número de comodidades. ¡Nadie quiere pasar frío en su hogar! ¡Ni calor, tampoco! Y ya estamos minimizando y limitándonos, en nuestra capacidad de adaptación a los cambios estacionales.
 
Esto podría tener algún viso de naturalidad, cuando siempre encontrásemos unas temperaturas con niveles más o menos iguales a lo largo de todo un año, como ocurre en países de climas cercanos o comprendidos entre los Trópicos. No tendría tanta relevancia cuando no hubiésemos de salir a la calle en días de frío. Si la tiene en tanto en cuanto hemos de salir y aquí las variantes, en el cambio de temperatura nos son impuestas, esto mismo es, cuando tenemos temperaturas muy diferentes en el interior del hogar, oficina o edificios en los que habremos de entrar y salir. Mismamente el propio coche, donde seguramente volvamos a tener la posibilidad de calefacción y o aire acondicionado.
 
En ciclismo los cambios de temperatura pueden ser muy variables, inclusive en una sola jornada. Lo mismo podemos estar preparando una salida, competición, o sencillamente emprender unas horas de pedaleo y encontrarnos en ciertas alturas que la temperatura cambió sobremanera con respecto a la del comienzo. Igualmente, si acabamos de subir un puerto y estamos empapados de sudor, para de inmediato emprender la bajada donde solo ya con el viento por la velocidad de nuestra bicicleta, nos va a enfriar, ello, nos va a generar una situación donde habremos, en un corto espacio de tiempo, de adaptar nuestro organismo rápidamente, para pasar de la sudoración por refrescar nuestro cuerpo, a la de mantener y proporcionar algo de calor a nuestra piel, buscando mantener y o estabilizar nuestra temperatura basal.
 
Todo ello como digo es básico para mitigar los cambios estacionales. Y les puedo asegurar que cuando nuestro organismo está, “entrenado” en la capacidad de adaptación a la climatología se atenúan considerablemente los problemas de salud, en lo referente a resfriados, enfriamientos y procesos derivados de los cambios de temperatura. No obstante, no es recomendable pedalear bajo la lluvia ni mucho menos con niebla y temperatura muy fría como la que nos aconteció en la prueba celebrada el pasado día 28, día de Andalucía, en la vecina localidad de Casarabonela.
 
En días así, cuando esto nos sorprende, cuando se nos presenta ésta desapacible jornada y nos vemos inmersos en la propia competición, es cuando más alegría nos va a proporcionar, el tener conseguida esa capacidad de adaptación para poder disputar la prueba con el menor riesgo posible. Minimizando las posibles complicaciones y afecciones a nuestra salud.
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