Antequera cuenta con numerosos lugares de paz y tranquilidad y uno de ellos es el Paseo Real de la ciudad. Conforme nos adentramos en él, nos dejamos llevar por las numerosas especies silvestres y árboles. Una vez finalizamos toda la zona de albero, nos topamos con ella.
Una estatua realizada en bronce oscuro de la que emana un fuerte chorro de agua. Los antequeranos la llamamos cariñosamente “La Negrita”, porque luce una delicada tonalidad oscura. Su presencia es imprescindible e imponente.
Se encuentra situada alrededor de unos jardines en los que lucen numerosos árboles, entre los que se incluyen palmeras. “La Negrita” se alza sobre una tosca fuente de mármol rojo.
Quizá por la altura, viento o la posición del chorro que del cántaro nace, esta escultura tiene una leve capa de cal, que la cubre desde la zona de la cintura y hasta los pies.
Mirando hacia la Puerta de Estepa, a su derecha, nos encontramos “La Casa del Guarda”, en el que actualmente se ubica un restaurante, en una zona en la que, para hacer más cómodo el paso de los peatones, se cubrió el suelo con granito antideslizante.
A su izquierda, camino de hormigón coloreado de tonos rojizos, además de más vegetación. Tras ella, una amplia zona de juego para disfrute de los más jóvenes.
La escultura fue regalada a Antequera en 1877 por Tomás Trigueros y Trigueros, teniendo dos ubicaciones: la actual (desde 1949) y donde ahora se encuentra el Capitán Moreno en San Luis, de ahí que aún sigan denominando ese sitio “La Negrita”. Fue realizada por la Fundición Antoine Durenne (1822-1895).
En agosto de 2014 fue trasladada para ser restaurada por última vez, dentro del proceso de remodelación de sus jardines llevado a cabo por el Ayuntamiento. Finalmente, fue colocada y alzada en su actual emplazamiento el 17 de abril de 2015. Más información, edición impresa sábado 28 de abril de 2018 (pinche aquí y conozca dónde puede adquirir el ejemplar) o suscríbase y recíbalo en casa o en su ordenador, antes que nadie (suscripción).