viernes 22 noviembre 2024
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Los colegios ante un nuevo fin de curso y el verano

Cuando escribimos estas líneas, estamos en mangas de camisa, pero con la previsión que de nuevo va a llover y varios días. ¡Cómo está el tiempo! Loco, como la vida misma. Con el mes de mayo, el mes del Señor y de la Virgen, donde colegios religiosos preparan sus Rosarios de la Aurora y todos los centros sus fiestas de fin de curso. 

Cuando escribimos estas líneas, estamos en mangas de camisa, pero con la previsión que de nuevo va a llover y varios días. ¡Cómo está el tiempo! Loco, como la vida misma. Con el mes de mayo, el mes del Señor y de la Virgen, donde colegios religiosos preparan sus Rosarios de la Aurora y todos los centros sus fiestas de fin de curso. Será por la edad, pero entre tanta Primera Comunión, recordamos nuestros tiempos de EGB y observamos cómo están cambiando los tiempos. En una de esas interminables, pero gratas tardes, conversamos sobre los años en la escuela.

¿Existe hoy esa rivalidad sana que, por ejemplo, había entre los alumnos de los Carmelitas y de los Hermanos? Unos años donde los profesores alentaban a la competitividad en el deporte, con esos “clásicos” donde los de Nuestra Señora del Carmen siempre ganaban al fútbol, pero los de La Salle siempre la balonmano.Era un orgullo decir lo de “soy de” tal colegio, y se notaba en el ambiente. Pasaban los años y las amistades seguían presentes, pese a la distancia de cambiar al instituto, a la Universidad o al mundo laboral.

Entre tanto móvil y videojuego, ¿se ha perdido la infancia? ¿Se sigue jugando en la calle? ¿Se rompen los pantalones o las faldas porque han estado jugando y han caído al suelo?Creemos que nuestros hijos, ya no tienen nuestra infancia. No es decir que son mejor o peor, pero son diferentes, distintas.¿Nos quedamos parados? ¿Podemos hacer algo? De pequeños, recordamos a nuestros padres que nos guiaban en lo mejor que creían y podían.

Hoy los recursos son más amplios (no imagino a nuestros padres llevándonos a la playa o de viaje por avión), pero tal vez falta lo esencial, la familia.Esos viajes a la playa con los abuelos, los tíos, los primos, el bocadillo de tortilla de patatas o la sandía y melón cortados a trozos. El helado derretido que nos comíamos sin disgusto alguno.Los tiempos cambian, por supuesto, pero creemos que no somos conscientes lo que estamos sembrando, que será lo que recojan nuestros hijos. Tal vez nos dejamos llevar por el egoísmo, con el yo, yo y más yo. Y no caemos en los más pequeños, que son los que sufren, callados, quizá, y en el futuro verán las influencias brotar.

Ahora que termina el curso, que aprieten bien los codos, que luego llega el verano para descansar, pero como todo el año, para disfrutar de la familia, de los amigos, de la infancia…La vida son dos días, y no sabes si te van a pitar una exclusión en el momento menos esperado. No importará si es justa o injusta, si el árbitro lo ha visto bien o por qué el entrenador ha decidido que salgas de la pista. Pero cuando menos te lo esperes, se acabó el juego.Por eso es importante que los niños crezcan, en el mejor ambiente posible; que hagan jugarretas, chiquilladas… Y que los mayores les eduquen, les enseñen, les guíen, para vivir y crecer mejor, para no repetir sus errores y para trazar el camino de los que vienen detrás.

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