viernes 22 noviembre 2024
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Un nuevo Pacto de Antequera

La brillante y no menos meritoria celebración del 40 aniversario del Pacto de Antequera merece una mínima lectura y relectura. Todo ha cambiado, descontextualizar los hechos no nos hace ser objetivos y opinar sin conocimiento se convierte en el más atrevido de los gestos que el hombre puede realizar. El deseo autonómico andaluz, el levantamiento del pueblo, la constitución de Antequera de 1883, la pugna por el federalismo cantonal, la fuerza de Blas Infante y la sensatez de Fernández Viagas son la mejor muestra para afirmar que no hemos mejorado. 

 

Había un compromiso de corte vertical. El que promovía la idea y luchaba por ella lo hacía con conciencia, por ideales y por conseguir la igualdad,  que tanto hoy se predica,  pero pocos practican. Los tiempos no son los mismos. Andalucía, en cuatro décadas, ha convertido su bella tierra en un lodazal movido y promovido por parásitos que nunca se batieron el cobre. La Andalucía de hoy, es una tierra  llena de estómagos agradecidos y de hocicos de pesebre enganchados al grifo de la política.

 

Centinelas perennes para mantener el régimen socialista que no permita probar ni comprobar otra forma de gobierno. O sea, todo lo contrario al Pacto de Antequera. El Pacto de Antequera, del 4 de diciembre de 1978, aunaba la voluntad de todos los partidos para lograr el mayor margen de autonomía en el menor tiempo posible. Herida históricamente en su orgullo no se conformaba con estar relegada en una segunda fila.

 

El referéndum de 28 de febrero de 1980 para apuntalar posturas habla por sí solo. Desde la asamblea andalucista de Ronda en 1918,  donde se produjo la primera petición formal de autonomía con bandera, himno e identidad, el andaluz lo era de iure pero también de facto. La Andalucía que hoy reclama y reivindica el Pacto de Antequera no puede creérselo. Aquellos andaluces trabajaban para Andalucía.

 

Actualmente los estómagos agradecidos trabajan por y para mantener un régimen que ha creado una tupida malla de clientelismo que no va a permitir la entrada de ningún otro. Levantar la alfombra no solo nos va a dejar ver más tarjetas, sino descorchar la máquina para hacer las tarjetas. 40 años más tarde, reivindiquemos un nuevo Pacto, pero por el bien de todos, que limite mandatos de gobierno, que permita la creación de puestos de trabajo y acabe con la subvención.

Más información edición digital www.elsoldeantequera.com y de papel.
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