Todo ello, en una novela que es la historia
“de una crisis general, institucional, cultural y social que se encarna en los personajes, con una diferencia fundamental: estos últimos consiguen superar las adversidades. Porque en segundo lugar, es una historia de justicia”, nos apunta. La novela cierra el ciclo iniciado por ‘Un trienio en la sombra’ (ExLibric, 2014) y continuado en ‘El crimen de la Cruz Blanca’ (Círculo Rojo, 2016).
Entre su anterior obra y la nueva, es que se muestra
“la madurez del personaje” de Pedro Carmona, “que está en la primera y la tercera novela”, y que refleja
“mi propia evolución personal. Yo mismo no he sido consciente de hasta qué punto el relato era autobiográfico hasta que no se lo oí decir a personas cercanas que leyeron mi primer manuscrito y me abrieron los ojos. Ahora, Pedro Carmona ya no vive en Granada, sino que se ha trasladado a Madrid, a intentar hacer carrera política y buscar serenidad en su vida personal. Y consigue ambos objetivos”.
La novela se ambienta en la década de 1850:
“El motivo es cuádruple: desde mi tesina hasta ahora he estudiado la España del siglo XIX desde el punto de vista económico, político y social, y conozco bastante bien el reinado de Isabel II”. Y en segundo lugar,
“porque en la segunda mitad del siglo XIX España comenzaba a despertar industrialmente, pero sin llegar nunca a ser una potencia al nivel de otro país europeo”.
Romero Robledo, aparece en el relato
Además,
“el momento es importante porque en la revolución de 1854 el pueblo tomó la palabra por vez primera, expresando su rechazo de la corrupción del gobierno”. Por último, nos destaca,
“estos años coinciden con los primeros pasos profesionales de un personaje relevante: Francisco Romero Robledo, que aparece en el relato como carácter secundario, aunque en el futuro lo recuperaré sin duda”.