Querida María José: Ha pasado ya un año desde que el Señor te llevó a su lado y aún me resisto a creer que nunca más volveremos a verte ni a reír con “tus cosas”. En realidad, a veces creo que estás de viaje y que, en cualquier momento, volverás contando anécdotas con el entusiasmo que tanto te caracterizaba.
Te fuiste tan inesperadamente que ni siquiera tuve tiempo de decirte lo mucho que has significado para mí.Gracias por todo lo que hemos vivido juntas, los buenos consejos que siempre me diste y cómo no la gran lección de vida que me dejaste.
En ti pude encontrar una amistad incondicional, siempre dispuesta a escucharme. También me enseñaste a sonreír y a ver la arte buena de todo lo malo. Sin duda has sido una persona muy especial para mí. Por eso, a pesar de mi tristeza me siente muy afortunada.
Gracias de nuevo por tu cariño, tus risas y sonrisas, tus detalles, tus consejos y sobre todo TU AMOR.Te echo de menos y siempre estarás dentro de mi corazón.
CARIDAD MANTILLA