Este lunes 4 de febrero, celebramos el Día Mundial Contra el Cáncer. Antequera se unió iluminando de verde esperanza la fachada de Santa María. Al día siguiente, deja de ser noticia en los medios de comunicación, pero sin darse cuenta, entra en el hogar de familias que deben acostumbrarse a vivir con él.
La Asociación Española Contra el Cáncer de Málaga ofreció unos datos en los que muestra que el 63,42 por ciento superarán la enfermedad. Estos son los números objetivos, a los que añadimos en este editorial nuestros datos subjetivos tras experimentar el cáncer en primera persona.Si nos permiten, podríamos apuntar en primer lugar que el cáncer debe ser una palabra que se acepte con la mayor naturalidad. Sabemos que los oncólogos valoran que un paciente así lo haga desde el primer momento que se lo diagnostican. La palabra, solo por pronunciarla, no debe ser objeto de esquivarla.Debería ser hasta parte de los conocimientos que se imparten en clase. Saber cómo prevenirlo, investigar, actuar y lo que supone para la sociedad de hoy en día.
El cáncer es un gran desconocido, por lo que si llama a tu puerta, no sabes cómo actuar. Para ello se debe conocer que la prevención y la detección precoz es la primera batalla que se puede actuar.Para ello se precisan las herramientas de prevención y corregir el grave problema que existe, por ejemplo, en el Hospital de Antequera, de tardar hasta 5 meses en poder hacerte una mamografía (vital para el cáncer de mama) u otros tantos meses para un TAC (prueba de reconocimientos).Hay pruebas que deberían ser inmediatas, para lo que creemos que Antequera debería de tener una propia unidad de oncología permanente (que sea un paso más tras la unidad y consultas puntuales que hay ya). Entre otras cosas, para evitar los desplazamientos. Es inhumano levantarse muy temprano, ir con varios pacientes en ambulancia a Málaga, para regresar casi de noche, tras una sesión de quimioterapia.
Esto se podría evitar si la mayoría de casos se pudieran tratar en Antequera. Cuestión de prioridades.Por otro lado, si se quejan los médicos de atención Primaria que no pueden estar menos de 5 minutos con un paciente, lo mismo ocurre con los enfermos de cáncer. Son tantos los nuevos casos que al sumarse a los que ya hay, desbordan las consultas. Esta especialidad debería ser una especialidad obligatoria en todos los hospitales.Tratamientos. La sanidad privada puede ser más rápida en los tiempos de espera en actuar, pero la pública es la que más medios dispone. ¿Han visitado las zonas de oncología de Málaga, por ejemplo? Deberían ser un jardín para ayudar externamente en la lucha de las personas, tanto del paciente como del que acompaña.
Finalmente, hay dos caminos. El del fin donde el cáncer iba a por ti desde el primer momento y no se ha podido poner solución y la persona fallece y quien está a su lado, busca evadirse y no saber más del cáncer. Y el que gana una batalla, sin saber (o tal vez sí) que la segunda puede llamarle el día menos esperado; y busca recluirse y esquivarlo para que no vuelva a su vida.Por eso quizá, no se consigue unificar esfuerzos por mejorarlo. De ahí que deberían de ser las autoridades sanitarias quienes pudieran priorizar su investigación y atenciones, por encima de tanto recorte e intereses de otra índole.Ojalá el color verde de Santa María sea el principio del fin del cáncer y se pueda conseguir ir atajando cada uno de ellos en cada batalla.
