viernes 22 noviembre 2024
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Mi princesa

Surcan nuestra piel cientos de arrugas que, como dolorosas heridas, ponen su sello de efervescencia con el devenir de los años por este convulso mundo. Son signos inequívocos que forman parte de esa condición del ser humano mediante la cual ganamos en sabiduría y experiencia de vida con el inexorable paso del tiempo. 

 

Frente a esas marcas físicas, como reparador bálsamo, en bastantes ocasiones surgen emociones placenteras que hacen más liviano el porvenir a la par que permiten encontrar coherencia y sentido a los caminos que se van emprendiendo. Ninguna de ellas ha sido para mí comparable con la de ser padre, pues desde el momento en que mis brazos recibieron el liviano peso de aquel delicado cuerpecito de rosada piel y ojillos azules ávidos de mundo, entendí que la vida iba de otra cosa. Un atávico sentimiento protector, desconocido a la vez que sublime, capaz de hacer que des hasta tu propia vida por la de ese nuevo ser que siempre va a ser tu norte.

 

Creo que todo buen padre que lea estas líneas me entiende. Así van pasando los años y vemos que entre risas y sinsabores, nuestras hijas crecen hasta convertirse en preciosas mujeres. Puede que no queramos reconocer lo razonable, pero ellas siempre siguen siendo nuestras princesas.Para la mía, hoy es un día especial ya que ella y Dani sellan su compromiso matrimonial y consolidan una nueva familia que no es sino la nuestra, pero más grande. Nazareth –así se llama mi hija– siempre ha sido ejemplar y valerosa en todas las etapas de su vida. Inexplicablemente fuerte en la adversidad y sensible en su ternura, hasta el punto de resultarme imposible explicar tanta semejanza con el ideal soñado de mujer bella desde dentro hacia fuera. Hoy, probablemente el día más feliz de su vida, cuando lea este texto marcado por el aval de la tinta de un periódico centenario quiero que tenga la certeza de que su compromiso no es sino el de todos los que la queremos  en la confirmación de que nos va a tener tan cerca como ella necesite. Aun así, yo nunca olvidaré que siempre será mi princesa.

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