viernes 22 noviembre 2024
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¿Jornada de reflexión?

Obligado se me hace preguntarme un día antes de ir a las urnas: ¿estamos en una jornada de reflexión? Verdaderamente, no. Nos encontramos en unos momentos donde los populismos han abierto la veda a cientos de partidos que nos van a obligar a comer exclusivamente lechuga, a rezar antes de matar a los cerdos, a no comer jamón de pata negra y a entrar descalzos en un restaurante español si muy cerca tenemos el alminar de una mezquita.

 

España, hoy, no puede decir que se encuentra en jornada de reflexión ante el 28 de abril. Se delataron en el debate. Los de Sánchez, de entre los cuales alguno le debiera haber dicho que no se va a la tele a leer, no van a cambiar su voto. Los que confiaron en Pablo Iglesias y lo vieron como un icono joven por la coleta y los vaqueros, se han quitado la careta y han visto que es uno más de la casta y, para eso, mejor votar a Sánchez. 

 

A Casado, tiempo al tiempo, le espera un sobresalto. No va de suyo que el pez grande quiera ser ingerido  por el  chico. La derrota de Soraya está poniendo contra las cuerdas las cocinas internas del Partido Popular. Muchos de los que hicieron de la política su forma de vida, se están vendiendo al partido naranja que, dicho sea de paso, está de moda y,  para los inconformistas, es la moda lo que hay que trincar. Rivera estaba algo temblón. Pasados ya sus años de buenas palabras, no puede esconder que dialoga bien, pero que su discurso se encuentra a un nivel de aficionados. Es la antítesis de Iglesias. En otro momento hubiera triunfado, actualmente no. 

 

Y los de Abascal, una vez más, subirán en votos. Por lo tanto, poco que reflexionar. Mañana iremos a votar, serán las primeras elecciones sobre las que el gran Manuel Alcántara no podrá dar su veredicto postelectoral, pero no se perderá mucho. El resultado nos debe preocupar a quienes trabajamos a diario con ganas y empeño. Un gobierno en minorías, queriendo sacar tajada y no teniendo un fin común para todos los españoles nos puede conducir a una crisis económica sin igual. Pero es a lo que hemos llevado este país.

 

Vayan a las hemerotecas. En España se ha dialogado y mucho con  comunidades autónomas que regalaban votos y silencio a cambio  de dinero; hemos permitido que  partidos políticos que han pactado con asesinos  llegaran al poder y hemos aplaudido  a  políticos que han hecho de esa posibilidad de servicio al Estado una profesión para seguir cobrando un sueldo sin tener a nadie que le mande.

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