En primer lugar, quiero agradecer como antequerana que soy, a “El Sol de Antequera”, la oportunidad que me da de poder exponer el grave problema con el que llevamos muchos años conviviendo. Nosotros vivimos desde el año 1987 en calle Encarnación número 12. Allá por el año 2007, comenzaron una obra justo al lado de nuestra casa, desde el inicio de la misma y por problemas en la ejecución comenzaron a salir muchos desperfectos en nuestra casa.
Los promotores firmaron un documento por el cual se hacían cargo de todos los desperfectos, que dijeron arreglar al término de la obra, obra que finalizó en el año 2009, para esta fecha, nuestra casa estaba ya bastante deteriorada, y a partir de ahí, todo un larguísimo rosario de plazos, de mentiras, de sufrimiento al estar viviendo en una casa que no presentaba un mínimo de decoro. A parte de todos los comentarios que hemos tenido que soportar durante estos años.
En octubre de 2015, nuestro abogado nos dijo que el comienzo de la obra para arreglar los deterioros de nuestra casa era inminente, por lo que nos fuimos a vivir a un piso de alquiler, mientras duraban las obras de restauración. Esto añadió más dolor, ya que no podíamos estar en nuestra casa, vivir con nuestros recuerdos y con nuestras cosas, todo ello sin contar con el perjuicio económico que nos está causando.Bueno, pues a fecha de hoy estamos en el mismo punto que en el 2009, solo que todo esto, unido a circunstancias familiares muy dolorosas, ha afectado a mi salud, a día de hoy estoy en tratamiento con la pena añadida de tener que vivir fuera de mi casa, de mi vida y mis recuerdos.
Y a pesar del arduo trabajo de nuestro abogado, continuamos sin ninguna esperanza de solución. Yo personalmente he tenido una conversación telefónica con el responsable, al que le he suplicado, le he implorado, pero su contestación ha sido: “No sé quién es, no sé de qué me habla, no la puedo atender, estoy ocupado”.Ante esta respuesta de uno de los responsables de nuestro particular viacrucis y con la desesperación que ha llegado a un límite ya insufrible, es por lo que me ha decidido a exponer este caso, con la esperanza de que alguien pueda ayudarnos y que este asunto pueda resolverse algún día. Solamente pido, no pido, suplico que me dejen mi casa como estaba y esto permita que no podamos volver a vivir en ella.
ROSARIO CASTRO GARCÍA