Lo que no se emite en la serie los jueves por la noche. El silencio cómplice de Antonio Alcántara (Imanol Arias), que cuando escribo este artículo está de onomástica su nombre televisivo; aunque él no debe estar para muchas fiestas.Un despacho, Nummaria, y un amigo, Fernando Peña, sirvieron para defraudar unos cuantos milloncejos de euros para dedicarlos a gastos personales y a sociedades que ni los propios interesados saben cómo acaban.
No pagar es el lema de algunos contribuyentes que llenan con facilidad los bolsillos, no pasan penurias ni despidos por ajuste de plantilla, y encima, lo tenemos como ejemplo de padre de una sociedad familiar completa, abuela incluida, que se ajustaba al prototipo real de hace algunas décadas.Estamos en plena campaña recaudatoria y; conscientes de la necesidad y obligación para poder llevar a cabos gastos públicos, políticas sociales efectivas, servicios sanitarios y un sinfín de medidas con el objetivo de alcanzar un bienestar para todos, nos encontramos que personas a las que hemos dado largo permiso para que entre en nuestra casa todos los jueves a las diez de la noche y nos enseñe la manera de ir cuidando y enseñando una familia, con sus logros y desvelos, no solo ha defraudado a Hacienda, también a los telespectadores.
No es ejemplo de nada ni de nadie. Puede que le quede muchos capítulos de la serie y que trate de hacerse querer entre sus seguidores, pero sus apariciones serán seguidas por ojos más críticos e inquisidores.¿Cómo se puede enseñar a una familia a descubrir el lado más humano, justo y solidario si la puerta de atrás te sirve para hacer justamente lo contrario? Y cómo Imanol, un señor con mucha experiencia y pedigrí en el campo de la actuación, pues esconde sus trapicheos valiéndose de una hermana a la que también debe haberle arreglado la vida, al menos la economía. Ejemplos a seguir que por fortuna no llegan muy lejos, son la comidilla de todos, y pasan por la mano de la justicia. A palos tendrá que aprender a cotizar y cotizarse lo justo. ¡Qué lástima!