La toma de posesión de la nueva Corporación Municipal, como viene siendo habitual, volvió a repetirse escenario. El patio del Ayuntamiento lució en una magnífica tarde primaveral sus mejores galas, una sobria puesta en escena y un público deseoso de compartir protagonismo con sus servidores municipales.
No es demagogo decir que estos actos se van superando en cada nueva investidura, por el contrario, se cuida cada detalle sin dejar nada al azar, todo pensado y medido. Desde la imagen del Rey que nos invita a tener presente nuestra demócrata Constitución, hasta el orden de simetría y distancia que guardan los asientos de los asistentes al acto. Perfecta la ubicación de cada grupo y la soltura y elegancia de sus protagonistas a la hora de acatar el reglamento. Distinta cosa es que en su interior lo hagan con mayor o menor agrado.Y me refiero al discurso del representante de Adelante Antequera, estuvo de más. Fuera de contexto, no exento de agresividad y sabedor de que sería escuchado, redondeó la faena.
No ha podido comenzar con más desatino por mucho que él piense que era su minuto de gloria y que obligaría al numeroso público a tragarse sus reivindicaciones. La respuesta la oyó alta y firme en forma de silbidos y algún comentario poco edificante. No era el lugar adecuado, aunque sí recibió la respuesta adecuada a su osadía. Sin embargo, el PSOE lanzó un mensaje claro y conciliador, de mano tendida y afán de buscar encuentros donde se facilite la gobernabilidad, que no es ni más ni menos, que la mejora de la vida de los vecinos. Muy acertado. También el representante de Ciudadanos quiso sumarse a ser apoyo y crítica constructiva para llegar a acuerdos provechosos.
Muy joven y acertado en sus planteamientos.Gustó el estreno de la portavoz del PP. Ana Cebrián estuvo impecable en su papel. Justa en el mensaje y con una serenidad y aplomo, que gratamente sorprendieron. Ahora queda seguir en la línea que los ciudadanos han marcado con su voto y aunar todas las sensibilidades para el logro de los fines, que no deben ser otros que el bienestar de los antequeranos y la promoción de Antequera. Y las quejas y contrariedades de los que quieren priorizar otras demandas, a los plenos. Que se voten democráticamente.