martes 13 mayo 2025
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Habemus circo

Si aceptamos aquello de que en la preparación de los actores está la garantía del espectáculo, tenemos circo para rato por lo que estamos viendo en el Congreso de los Diputados. Escribo estas líneas en las horas previas a la segunda votación de investidura de Sánchez.

 

Da igual el resultado. Lo más llamativo está siendo el tono de los intervinientes. Pedro Sánchez ha venido haciendo un discurso para contentar a la izquierda española, la que no quiere unirse con la extrema izquierda esa que tiene por bandera el colocar a Irene Montero, que no ha trabajado en su vida, como vicepresidenta y arrastrar a cuatro o cinco  ministerios donde dejen clara su seña  de identidad. 

 

Lo visto en el Congreso revela que aunque se produzca un acuerdo in extremis que permitiera investir como presidente a Sánchez, lo peor está por llegar. El presidente en funciones no ha tenido ni tiene la suficiente munición para arremeter y bombardear a los partidos. En ese bombardeo, por supuesto, hay que introducir acuerdos, pactos, coaliciones… Pero, Sánchez, mil veces lo diría, no está preparado. 

 

La primera votación ha puesto de relieve lo que tantas veces vengo diciendo: el Congreso está lleno de precariedad y cuando quien se alza con el deseo de ser presidente lo hace con minusvalía  política, con un programa socialdemócrata y muy progresista, pero sin ofrecer un modelo estratégico que garantice la estabilidad y la gobernabilidad de la legislatura, entonces, así, solo así, se desnuda mostrando que sus aliados no lo van a arropar.

 

Por ello, estos días de julio están poniendo de relieve que Unidas Podemos han querido, al menos lo parece en sus negociaciones con el PSOE, desarrollar un gobierno con competencias transversales que, ya en el poder, dilapidara  lo que queda del PSOE. Sánchez está apelando al movimiento, a la responsabilidad, a que Unidas Podemos acepte  lo que él ofrece…

 

Todos están pidiendo un poco de ejercicio de madurez política y ahí es donde radica el problema. Quien está pidiendo ser arropado no se muestra comprometido, porque no es serio. Ese espectáculo está servido con Sánchez y sin él, porque lo que se avecina es, de haber un acuerdo in extremis, un gobierno  que nace con pies de barro pero sin visos de continuidad.   Presiento que se avecinan unas nuevas elecciones que dejarían al Frente Popular más que tocado. ¡Tenemos un largo circo estival!

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