Cualquier día es propio para ir rápidamente por la calle y encontrarte con un personaje que está visitando nuestra ciudad, de paisano, sin categoría oficial. Es cuando lo vas viendo venir y dices: “Me suena, ¿quién es…?”. Y en el momento de aproximarte caes y dices: “¡Monseñor Buxarrais!”.
Es lo que nos pasó en la mañana del jueves 29 de agosto por calle Encarnación.Se desplazó con un matrimonio amigo desde la capital y comenzó la jornada con misa en la iglesia conventual de Las Descalzas, a cuyo término saludó a las monjas, quienes le ofrecieron ver las instalaciones y un desayuno.
Estuvo acompañado por el sacerdote antequerano Lorenzo Orellana y por el párroco de San Juan y San Miguel, Tomás Pérez Juncosa. Subiendo por calle Encarnación es cuando le invitamos a entrar a nuestra Redacción, a cuyo término se trasladaron a la iglesia de Santa María de Jesús, donde le aguardaban Antonio Cabello y Gonzalo Ruiz. A pesar de sus 89 años y problemas de corazón, no dudó en subir hasta el camarín y quedar maravillado, primero de la decoración del mismo y luego al ponerse de frente de la Socorrilla, le surgió una oración ante Ella.
Terminó visitando el Museo donde se reconoció en el cuadro de Eloy García Pérez y destacó el patrimonio mantenido por la Cofradía de “Arriba”, firmando en su libro de honor. De allí partieron a la iglesia de San Juan, donde fue recibido por directivos y devotos, contemplando al Señor y recibiendo una medalla, como un broche que se le entregó de Santa Eufemia al visitar nuestra Redacción. Concluyeron la visita en la barroca iglesia del Carmen, donde admiró la religiosidad que siempre han tenido los antequeranos de exponerla en sus iglesias y conventos como así se mantiene.
Una conversación en la Redacción de ‘El Sol’
En nuestra Redacción, donde nada más entrar y ver el retrato de Antonio Montiel de nuestro recordado y amado maestro Ángel Guerrero nos dice: “¡Ése era tu padre!, ¿verdad?”, y comenzamos a mostrarle nuestro museo y varios ejemplares donde recogíamos sus visitas a Antequera, sobre todo en Santiago y las dos Coronaciones Canónicas de 1988, recibiendo con sorpresa el verse fotografiado en nuestros libros de Semana Santa.Aprovechamos para preguntarle lo que significa nuestra ciudad para él: “Para mí Antequera era un punto referencial en lo que la pastoral se refiere. Antequera por la vida que tenía de por sí y por los cristianos que había con fervor, es un lugar donde me encontraba muy bien, me sentía hasta exigido por la gente”.
Aún hoy, los conventos de religiosas añoran sus esperadas visitas en Navidad: “A todos los conventos yo los apreciaba mucho, he ido a visitar ahora el Museo de las Descalzas, para verlas y recordar cómo cada año visitaba a las monjas de clausura de Antequera que son muchas”.
Una relación estrecha es la que tenía con el vicario-arcipreste Antonio López Benítez y el párroco de Santiago: “Además de los conventos y la religiosidad que se respiraba, los curas que había entonces: don Antonio el arcipreste y vicario y Manolo Cobos, a quienes los recuerdo perfectamente, pero también guardo muchos recuerdos de seglares. Todo esto es la Iglesia viva, Antequera hoy es una iglesia que tiene vida, como aún que tiene empuje en Antequera”.
Recientemente un amplio grupo de cofrades han cuestionado la iniciativa del Obispado de la formación en los puestos más destacados de las cofradías, algo que él ya iba aconsejando como obispo: “Yo veía necesario que los cristianos que participaban en las cofradías estuvieran bien formados, supieran la razón de sus procesiones y su devoción a sus santos titulares, pues eso me animó para potenciar las escuelas de teología para que estos hermanos que fueran, profundizaran más en su fe y así sabrían más lo que hacen”.
¿Qué recuerda de las Coronaciones Canónicas de 1988?: “Sin duda, la devoción que le tiene la gente a la Virgen María, el hecho de coronarla era motivo de alentar la fe de la gente y la devoción a la Virgen María y eso me animaba a mí a hacerlo también”.
Sabemos que desde que dejó de ser obispo, ha venido varias veces a Antequera, alguna de ellas al convento de las franciscanas de La Victoria. ¿Tendremos pronto santa antequerana?: “Yo me imagino que sí porque siguen trabajando en la investigación de sus milagros, lo que se requiere para conseguirlo, por lo que yo creo que sí, que Madre Carmen será santa. Yo las conocí aquí, en Málaga y en Melilla donde tienen un gran colegio y las aprecio mucho a estas monjas”.
¿Qué nos dice a los antequeranos de 2019?: “Que continuéis siento devotos de estos santos que veneráis, como Santa Eufemia, de los Beatos como Madre Carmen y de la Virgen María. Que seáis devotos, pero con una devoción profunda, consciente que os lleven al Señor, sabiendo lo que vais a hacer y que haya una mayor catequesis y formación teológica entre los cofrades y miembros de las asociaciones que hay aquí para que estas cofradías tengan sentido y vida en el futuro”.
El obispo que coronó a La Paz y el Socorro
Ramón Buxarrais Ventura nació el 12 de diciembre de 1929 en Santa Perpetua de Moguda (Barcelona) y tras ser sacerdote comenzó como obispo en Zamora en 1971, diócesis en la que estuvo hasta 1973 que fue destinado a Málaga donde estuvo al frente hasta 1991.
Con Antequera tuvo mucha relación con el recordado sacerdote antequerano Manuel Cobos, párroco que fue de Santiago, con quien emprendió la reforma de las dependencias parroquiales y la recuperación de la procesión de Santa Eufemia entre 1986 y 1987 con sus visitas y presidiendo hasta la función votiva de la Santa.
Pero lo que más recordarán los cofrades es que presidió y coronó canónicamente en 1988 a la Virgen de la Paz (19 de junio en los Remedios) y a la Virgen del Socorro (15 de agosto en Santa María). En su labor en la Diócesis, destaca la creación del Centro Diocesano de Teología para la formación, hoy convertido en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Pablo; y en la propia Antequera promovió la creación de la Escuela de Teología en La Victoria. Tras dejar de ser obispo titular, se trasladó a Melilla como capellán al centro asistencial «La Gota de Leche» de las Hijas de la Caridad y recientemente ha regresado a Málaga, aquejado por problemas de salud siendo obispo emérito de Málaga.
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