lunes 25 noviembre 2024

Josué

Después de los cinco libros primeros o Pentateuco encontramos el libro de Josué. La Biblia nos dice que Josué estaba lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Una vez muerto Moisés, Yavéh le dice a Josué que atraviese el Jordán con el pueblo para apropiarse de la tierra que Él da a los hijos de Israel. Josué es, por tanto, el sucesor de Moisés. Es el encargado de liderar a su pueblo en la adquisición violenta de la tierra de Canaán. 

 

El libro de Josué nos narra las circunstancias de la conquista guerrera de Canaán y su reparto entre las diferentes tribus. Es importante destacar que la conquista se produce en una época en que no existe unidad entre los diferentes pueblos cananeos, sino que  constituyen varios reinos pequeños. Además, ya no hay presencia militar egipcia en esas tierras. A su vez, el libro de Josué nos transmite la idea de que las tribus de Israel actuaron siempre coordinadamente bajo el mando de Josué, consiguiendo victoria tras victoria. Sin embargo, lo más probable es que las tribus luchasen muchas veces independientemente unas de otras,  sufriendo ocasionales derrotas.

 

Además, los israelíes se establecieron mediante la guerra, pero también mediante asentamientos pacíficos y pactos con quienes ya vivían allí. Y, si dividimos el territorio de palestina en tres partes, los historiadores atribuyen a Josué el asentamiento de su pueblo solo en la zona central.Entre las peripecias que se suceden en las guerras entre los hebreos y los pueblos cananeos, voy ahora a hacer mención al paso milagroso del río Jordán. Recuerda al tránsito a través del mar Rojo.

 

Yavéh dice a Josué que los sacerdotes vayan delante portando el arca de la alianza. Al entrar los sacerdotes, llevando el arca, en el río, el agua que baja se frenará, amontonándose, mientras que el agua que ha pasado se secará. Los sacerdotes permanecerán en pie en el lecho del río, portando el arca, mientras el pueblo lo atraviesa. Además, Yavéh ordena a Josué que mande a doce hombres, uno por cada tribu, que cojan una piedra cada uno del lecho del río.

 

Esas piedras las amontonarán después, al acampar, y serán un recuerdo para el pueblo del paso milagroso del Jordán. Finalmente, cuando han pasado todos, los sacerdotes, con el arca, abandonan el lecho del Jordán y las aguas recuperan su curso normal. Esta actuación divina, además de permitir a los israelitas atravesar el río sin ningún contratiempo, servirá para que el pueblo vea que Josué cuenta con el favor de Dios. En adelante, el líder hebreo tendrá siempre la lealtad de su pueblo.Se trata, por tanto, de una narración del cruce del Jordán muy idealizada en la que se concede todo el mérito a la acción de Dios en favor de su pueblo.

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