Escribimos estas palabras cuando 500 profesionales de 150 medios de comunicación se habían acreditado para cubrir el traslado de los restos del dictador Franco. Quienes escribimos estas líneas nacimos a partir de la Transición, por lo que dejamos su evaluación para los historiadores y quienes vivieron esa época; además de todos los que lo han hecho durante la larga jornada del jueves.
Por cierto, hacía tiempo que no escuchábamos a un político hablando como el cargo que representa. Nos referimos al escueto e institucional discurso de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones. Ojalá siga el talante. El nombre de Franco (utilice el adjetivo o sobrenombre que el lector desee: caudillo, dictador, jefe del estado, autoritario, totalitario, generalísimo…) es un ejemplo más del ego de la persona, donde el interés o el pensamiento único se impone al conjunto. Independientemente de lo que cada político, formación, grupo, persona, familiares, colectivos o medios de comunicación están llenando el día a día… al final, es el “ego“ de una persona el que se impone al de los demás y a los problemas reales.
Nos preguntamos que si tras más de 40 años de Democracia, esta iniciativa mejorará el día a día de nuestro país, reabrirá heridas o iniciará una regeneración democrática. Pero lo más importante, si algún día, los hijos, nietos y bisnietos que no saben dónde están sus padres, abuelos o bisabuelos, podrán vivir el momento de esta semana de la familia Franco y enterrar y dejar que descansen en paz los restos de tantos desaparecidos que murieron, a uno y otro lado de la Guerra Civil. Como decíamos, el odio del “ego” se sigue imponiendo y es el tema de conversación, tras las “barricadas” de Cataluña y ante unas elecciones generales que están a unos días: el 10 de Noviembre.
¡Qué ganas de que llegue el día 11! ¿Seguirán los “egos” liderando la España del 2019 o se impondrá el sentido común? Creemos saber la respuesta, pero tengamos algo de esperanza aún. Y todo como una cortina de humo, en un día en el que no se cubrían altercados en Cataluña o se hablaba de las Elecciones… ni del Día de las Bibliotecas. Quizá esta España ha vivido siempre a caballo entre Don Quijote y Sancho, pero debería de centrarse más en fomentar escritores como Cervantes, García Lorca, Muñoz Rojas, Rosalía de Castro o Ana María Matute, por mencionar a algunos.
Lo sucedido en el Valle de los Caídos cierra unas páginas aún abiertas que nos dieron la libertad por medio de la Democracia; ojalá se cierren esas heridas de las dos Españas y todos los familiares puedan encontrar los restos de sus desaparecidos. Por un lado, se cumpliría un sueño humanitario, familiar, cercano; por otro, se cumpliría la Ley de Memoria Histórica para todos los desaparecidos y para todas las familias que los buscan. Y como la tarde del jueves vivimos un gran Día de las Bibliotecas en Antequera, nos quedamos con una frase del Quijote: “Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es ni utopía ni locura, es justicia”. Por un mundo sin dictaduras, con libertad y con personas que amen la Cultura y la Literatura.