Esta Navidad, valga la redundancia, puede visitar el Belén Napolitano de los Hermanos de San Juan de Dios, en la iglesia de San Juan de Dios, contribuyendo con su visita a mantener y conocer la residencia de ancianos que mantienen frente a los Dólmenes, las antiguas Hermanitas de los Pobres. Curiosamente, la orden hospitalaria estuvo asentada desde 1667 en nuestra ciudad, justo donde hoy está la iglesia y el antiguo hospital, hasta que se marcharon en 1820. Ahora, en 2015, regresaron, ocupándose de la gestión de la residencia de ancianos. Entre sus mejoras, están ofreciendo una nueva forma de vivir de las personas mayores en las mejores condiciones posibles y con actividades como la de este Belén.
Está situado en el presbiterio de uno de los templos más visitados de la ciudad, al estar abierto casi todos los días y localizarse en la calle Infante don Fernando. “Para nosotros es un motivo de mucho gozo y alegría el poder estar aquí: lo hacemos con motivo de la Navidad”, explicaba el hermano Luis en la inauguración del mismo. Tenía la ilusión de montar el Belén de San Juan de Dios “con el objetivo de que los ancianos tienen que seguir siendo significativos en nuestra sociedad. Más que el Belén es recordar que San Juan de Dios está allí frente a nuestros Dólmenes todo el año atendiendo a personas mayores y esto es lo importante y ésa es la motivación en estos días de Navidad”.
Además, aprovecharon para trasladar a los usuarios y promover un acto fraternal con bendición y cánticos del Coro de la Hermandad del Rocío. Sobre el trabajo: “Han sido dos meses de trabajo. Son ocho metros por cuatro de superficie y más de 200 figuras napolitanas con el tradicional belén español… Recogemos también la tradición de las casas de San Juan de Dios que muchas de ellas, sobre todo en el siglo XIX y XX, comenzaron atendiendo a niños con problemas de polio y quizá éste es el origen de por qué el belenismo se ha desarrolado tanto entre nosotros”.
Ahora, cuidan de mayores, “pero al final, entre los niños y los mayores, hay poca diferencia, tienen la experiencia de muchos años, pero también la ingenuidad de saber que dependen casi en todo de las personas que cada día estamos ahí”. Un Belén para visitar en familia, recorrer la historia de la orden y acordarse de los que fueron niños que hoy viven en la residencia.