Muy lejos puede quedar para muchos, incluidos nuestros gobernantes, la Edad Media. Pero nada mal les vendría que dieran un repaso a los avances tan importantes que para las sociedades europeas supusieron las mejoras técnicas en la actividad del campo por aquellos tiempos tan lejanos, pero tan fructíferos con tan poco.
El arado normando o de vertedera unido a la rotación trienal permitieron que a partir del siglo XI Europa y España, aquella que íbamos recuperando, empezara a producir más y mejor en una economía de base agrícola que gracias al incremento de producción iniciaba una reactivación de ciudades y creación de otras nuevas. El comercio florecía con lo que daba la tierra.
Durante siglos hemos dado continuos portazos al campo y hemos hundido nuestra industria. Pivotamos sobre el turismo y de ello vivimos, pero no solo de pan vive el hombre. La tierra y el mar son nuestros mayores recursos y debemos cuidarlos y cuidar a quienes los trabajan. Pero, ya se sabe… Va de suyo que España no es un país que piense a futuro. No son nuestros gobernantes hombres de Estado que planifiquen a largo plazo pues les impediría el derroche en las memeces continuas y en los despilfarros de ellos y su séquito de asesores.
Nunca mejor dicho ahora estamos recogiendo lo que no hemos sembrado y deberíamos haber hecho. Nuestros campos están heridos de muerte: propietarios con poco margen de beneficio, sueldos bajos para los trabajadores y una carga fiscal que asfixia notablemente. Ahora con la especulación hundida, los agricultores han explotado y han sacado su ira a la calle. Y la razón, en este caso, está con ellos. El campo está en lucha porque el gobierno no es serio y permite la entrada de productos más baratos; la reforma agraria que requieren las tierras de Castilla, Extremadura y Andalucía sigue siendo una asignatura pendiente desde los años 80 del pasado siglo que debería haberse llevado a cabo para redistribuir, emplear y crear gran prosperidad… Los agricultores españoles demandan sentido común: reducir la carga fiscal, apostar por cooperativas y empresas que creen modelos conjuntos de transportes, distribución, comercialización y así obtendrán más margen. Europa y los acuerdos establecidos con otros países como Marruecos pueden dejarnos en una situación de difícil salida. Hay que actuar de inmediato.