jueves 21 noviembre 2024
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El espacio de la libertad

Dicen que el confinamiento sirve para hacer todas aquellas cosas que normalmente no se pueden llevar acabo por la falta de tiempo. Extraña afirmación, a mí me pasa lo contrario. Quería escribir todo esto hace tiempo y han tenido que pasar más de 30 días para poder hacerlo.

Seamos realistas, esto yo lo vivía a diario en mi vida, así que no me pilla por sorpresa. Quizá sí salía a la calle, pero era la que pillaba del trayecto de la casa al cole, del cole al trabajo, del trabajo al cole, del cole a la casa y vuelta a empezar metiendo las compras por el camino. Y lo hacía en mi pleno derecho de libertad, de ser yo la que elegía este discurrir diario.

En la actualidad, no salgo, pero el reto de actividades se han multiplicado por mil. Entre todo, los mensajes en el móvil suben y entre ellos, la conversación sobre la libertad. ¿En verdad somos libres? Yo me permito divagar sobre esta palabra durante varios días, tantos que probablemente, esta columna habría sido de otra manera hace dos semanas y hoy de otra. Desde que me pregunté aquello han ido pasando los días y según mis sensaciones diarias en este confinamiento ha ido de aquí para allá.

Creo que sí somos libres en toda su expresión, otra cosa es que nosotros queramos ser prisioneros o no. No podemos salir a la calle, ¿y qué? ¿Qué sentido de libertad tenemos? ¿Antes lo éramos? ¿En serio?

Hace años en una conferencia a la que asistí durante la carrera y que ofreció un joven que había estado en la cárcel, habló de esa sensación que hoy día todos tenemos. Lo calificó de “los olores y colores de la cárcel” porque todo cambia cuando estás dentro. Esas palabras siempre las he tenido presente. Tenía una gran razón.

No estamos en una cárcel, no estamos cumpliendo ninguna condena, pero cuánto se parece las expresiones que escucho y leo cada día a lo que me contaba aquel chico hace años.

Hoy día estamos transformando el color y olor de las cosas. Quizá antes, esa manera de mirar el mundo no era la correcta. Afirmo, no es la correcta. Seguimos siendo libres. ¿Cómo podemos llegar a quejarnos? Intentemos pensar que nuestra libertad es tan importante que eso, sin salir, estamos dando libertad, dando vida a otras personas, a nuestra misma familia.

Lo curioso es que no sé si verdaderamente todo esto servirá para cambiar nuestra manera de entender la vida, de ser libres.

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