Un pequeño descuido es suficiente para entrar en zona roja. El piloto se activa y la temperatura corporal indica que algo no anda bien. Y todos los indicios apuntan que la culpa la tiene el ocio, sobre todo el nocturno, que va sumando contagios de manera casi alarmante. La posible solución nadie quiere aplicarla por mucho que nos ande rondando. De lo que todos estamos seguros y plenamente convencidos, de que es casi imposible el control emocional en un momento de ocio.
Las noches son todas jóvenes, divertidas, amigas de desenfreno y refugio de amores incipientes y otros más curtidos y asentados. Es fiesta y placer, se brinda por casi todo porque lo único que necesita la juventud es la alegría de vivir, y ésa le sale por los cuatro costados. El cuerpo pide salsa, copa, abrazo y algún que otro arrumaco, más atrevido, que se consume con la misma espontaneidad que se arrancan unos pases de baile. La música embriaga y transporta, encima está presente el alcohol, la combinación es perfecta para estar resuelto. Si alguno se extraña, que en ese ambiente, no se excedan las normas, es que se le ha olvidado que alguna vez fue joven.
Lo sucedido en el Patio de Caballos de nuestra ciudad, se vive en muchos puntos de España cada fin de semana. Otra cosa bien distinta es que se le permita entrar a personas que no son mayores de edad, esa es la verdadera irresponsabilidad, y con los asuntos de menores hay que andar con pies de plomo. Y ser muy legal el que gestiona el negocio.
Nunca el político, éste no es el portero que admite o se opone a que alguien entre, que se sobrepase el aforo y que la actuación dentro del recinto sea adecuada a los tiempos que vivimos. El político tiene en sus manos amonestar y sancionar. Y hay que aplaudir que tome todas las medidas necesarias por el bien de todos. Pero la actitud comedida, asustadiza y prudente no casa con una noche de verano donde solo se piensa en pasarlo bien. Desear y sentir que los sueños son tantos como las estrellas que brillan en la noche, invita más al bullicio que a la moderación.