Nació en Cuevas de San Marcos el 17 de abril de 1944 y en octubre, cumplirá 50 años en Antequera, ciudad donde luego se casó con Rosi Cabanillas Peña, profesora de Primaria, con quien tiene dos hijos: uno licenciado en Administración y Dirección de Empresa por la Universidad de Granada y en Negocios y Finanzas Internacionales por la Universidad de Leeds; y otro es ingeniero superior de Informática por la Universidad Autónoma Alfonso X, el Sabio de Madrid; con dos nietas.
Tras la reciente entrevista que le realizamos sobre la Escuela de Gramática de la Colegiata de Antequera, volvemos a quedar con el catedrático de Lengua y Literatura, para quien ser Hijo Adoptivo es “un gran honor que te sientas acogido en una ciudad tan importante, de tanta historia y literatura como es Antequera”.
Se enteró: “A altas horas de la noche por El Sol de Antequera y el Alcalde me llamó a primera hora y me dio la enhorabuena. Me dijo que estaríamos en contacto porque con esto del coronavirus no se sabe cómo va a ser. Le dije que lo consideraba como un gran premio a los 50 años que voy a cumplir aquí en Antequera”.
Sobre la distinción: “Es una cosa que todo el mundo desea porque es un placer, un honor y un orgullo. Pero nunca se sabe ni te imagines si puede ser. Cuando te llega es para estar más que contento”.
Estaba “en mi casa cenando con una copita y demás y cuando lo leí, no me lo esperaba. Al lado tenía a mi mujer que me dio un beso y se alegró muchísimo. Esa misma noche llamé a mis dos hijos y ya todo el mundo empezó a llamarme y a enviarme mensajes felicitándome”.
En una vida tan premiada por sus investigaciones y carrera, ¿la más importante que recibe?: “Sí, he tenido muchos reconocimientos en distintas situaciones e instituciones, pero éste es el más importante. Es un orgullo y yo lo deseaba realmente: ¡para qué te voy a mentir!”.
50 años en Antequera
El próximo día 6 de octubre hará 50 años en Antequera. “Lo recuerdo cuando llegué con mi maleta a Automóviles Torres a la Pensión del Toril. Llegué al Pedro Espinosa y vi un asiento y me puse al lado de una señora que me miraba mucho. Cuando terminó me dijo: ¡Guapito de cara, los alumnos se sientan allí!’. Era la señorita Tere Muñoz y le dije: ‘¡Mire, es que yo soy profesor…!’ y ya me dio un abrazo y me presentó al resto. Tenía 25 años”.
En 39 años, ha podido dar clase a más de 5.000 estudiantes, entre ellos “alumnos míos han sido Jesús Romero, el actual alcalde, Antonio Parejo y su mujer, Antonio Luque, Paco Morente…”. En tantos años, recordará a algún acto que nombraran Hijo Adoptivo a alguna persona: “Yo siempre hablaré de Antonio del Bello que es el más importante y tenemos una amistad y un cariño grandísimo. Cuando me llamó el otro día para felicitarme se emocionó y creo que ese reconocimiento que le dieron fue merecidísimo”.
Desde que se hizo oficial, no para de recibir felicitaciones a todas horas: “Somos humanos y el hombre es orgulloso, no prepotente, pero le gusta el reconocimiento y cuando se me ha otorgado este mérito pues pensaba que llevaba razón, más tarde o más temprano me lo han dado”, concluye el catedrático colaborador de este Periódico.
