viernes 22 noviembre 2024
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Besar el suelo

“Cuanto más bella es la vida, más feroces sus zarpazos”. Solo diez palabras necesitaría Carlos Goñi, promotor del grupo musical Revolver, para resumir lo que es nuestro paso por el mundo en lo referente a placeres y dolores. Vocablos que conformaban el inicio de la canción Besaré el suelo, compuesta para Luz Casal en 1995 y en donde se viene a recalcar eso de que desde nuestro nacimiento todo lo que hacemos por el camino es asumir riesgos en un constante perder o ganar.

Doce años después el cáncer hizo mella en la artista, por dos veces, pero lejos de derrumbarse, se envolvió en la bandera de la esperanza para ser un destacado ejemplo de mujer comprometida a la hora de trasladar a otras personas que esta enfermedad requiere un alto grado de positivismo y anchura de miras. Venía a decir algo así como que si dejas que la enfermedad te supere, no habrá medicación que te la cure. La verdad es que el ser humano nunca sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es la única opción que le queda y la naturaleza, que siempre obra sin maestros, hace que en esto de peinar canas uno vaya percibiendo casos de personas muy allegadas o incluso no tanto, a las que su devenir les tiene reservada esa dura bofetada que pasa  a robarles salud y regalarles dolor.

La salud, que siempre lo es todo puesto que sin ella lo demás es nada. Supongo que esa es la clave y lo que estos días atrás habrá pasado por la cabeza de esos dirigentes aprensivos que desde su privilegiada poltrona, lejos de dar ejemplo, han optado por recibir su primera ración de vacuna, no sea que la señora de la guadaña llegue a ellos antes de que lo merezcan. Un claro ejemplo de que las enfermedades del alma siempre son más penosas que las del cuerpo y de que hay males como el de la poca ética y las malas prácticas que no se curan con inyecciones salvadoras. En el pecado llevan la penitencia que hasta diría el más castizo. No sobraban dosis que se iban a perder, faltaba una estricta planificación en los protocolos que evitara esas situaciones propiciando que las vacunas llegaran a personas mayores y a quienes están en primera línea de guerra contra este maldito virus que no deja de mutar.

El castellano, tan amplio como longevo, usa la expresión “besar el suelo” para definir la admiración y el respeto hacia la tierra que pisamos y hacia las personas que nos están brindando con su trabajo una magnífica ejemplaridad, rectitud e integridad. Todos sabemos quienes conforman estos colectivos y la meritoria labor que ejercen, pero si se me permite, es hora de mencionar tambiénal de los docentes que con su callada labor en frías y ventiladas aulas invernales, están haciendo que los centros educativos  las incidencias del virus apenas sean reseñables. Besar el suelo, tanto como quitarse el sombrero ante quienes siempre dan lo mejor de sí para los demás.

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