Mientras algunos se empeñan en querer cambiarnos la vida, comenzando por la forma de pensar, otros, los menos, siguen trabajando a destajo, para intentar que el daño que nos ocasiona esta terrible pandemia, se perciba más llevadero. Y en este caso, Antequera se ha puesto a la vanguardia. Si buena fue la iniciativa que, desde la alcaldía, se puso en marcha en la temporada de invierno para ayudar a la hostelería y comercio local, el anuncio de una campaña, cara al verano, para el comercio es una gran noticia. Todos los bonos a la hostelería son aplaudidos, pero a nadie se les ha quitado las ganas de compartir un rato de ocio, de caña y tapa, que además de, servirnos para la distracción, nos empuja a la sociabilidad. Una reunión, pequeña, impuesta por prevención del contagio, sin bajar la guardia, siempre es bienvenida.
Más complicado se presenta el comercio, la ausencia de acontecimientos, nos han hecho perder el atractivo por reanudar el vestuario. “Para dónde voy“, “con lo que tengo”… frases que decimos y oímos, de manera inconsciente, sin calibrar la profundidad del perjuicio que ocasionamos. Cierres se suceden, uno tras otro, donde la publicidad incontrolada encuentra hueco en esos escaparates que se estrenaron con tanta ilusión y esmero. A veces, unos dedos desgarradores, arranca una publicidad que pueda ser interesante, pero no por ello se borra el abandono. Así que, la nueva inyección para el comercio, puede ir desacelerando esa agonía en la que está inmerso desde hace más de un año.
Confiamos en nuestro alcalde. Una vez más, aplaudimos cada uno de estos empuje que suministra a la economía local. Hay que tener mucho amor a una ciudad para estar desviviéndose continuamente por ella. Quizá eso es lo que esté faltando a la clase política de ahora, que solo se desviven por ellos mismos.